Negocio y deuda en Telefónica
Los inversores tienen la vista puesta en las cuentas que presentará mañana Telefónica, y escudriñarán de manera especial la cifra de endeudamiento que declare tras las operaciones de desinversión de 2016, así como la estimación tras la venta del 40% de Telxius al fondo KKR. Y pedirán explicaciones ulteriores sobre los planes de la multinacional española sobre el proceso de venta de activos, especialmente la británica O2, malogrado por las autoridades comunitarias en vísperas del referéndum del brexit. Porque la deuda de Telefónica se ha convertido en el objetivo número uno de sus gestores ante la amenaza de nuevas rebajas del rating que puedan dificultad y encarecer la refinanciación de los 50.000 millones que debe.
Desde que Álvarez-Pallete ha tomado el mando de la compañía las decisiones se han centrado a rebajar el endeudamiento, desde la venta de activos a precios razonables hasta la reducción de la remuneración a los accionistas. La venta de Telxius se ajusta a los precios fijados en la OPV fracasada de septiembre, aunque seguramente a costa de abonar un dividendo superior al ofrecido entonces a los hipotéticos accionistas. Pero necesitará también una ayuda más intensa del negocio, que había iniciado ya la remontada en España y Brasil, para recuperar la confianza de los inversores.