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Tribuna
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El sector energético ante la economía colaborativa

Para 2025, la energía solar no subsidiada será la forma más barata de producir electricidad

En la era de la economía colaborativa, de las redes sociales, de Uber, de Tesla, de Car2Go o de las ciudades inteligentes, la corriente se aleja paulatinamente de los modelos tradicionales, hacia nuevos paradigmas, más basados en la eficiencia, en una comunicación más fluida entre particulares y hasta en el famoso do it yourself (DIY). Y en este nuevo contexto empresarial e ideológico, un sector como el energético, tan poblado de enormes corporaciones con cierta tendencia al inmovilismo, va a tener que ponerse las pilas si quiere seguir siendo un actor de primera magnitud.

La revolución del mundo energético de la mano de la nueva economía está a la vuelta de la esquina. Empezando por la energía solar, que sigue generando buenas noticias en cuanto a precios. Según hacía público Bloomberg New Energy Finance (BNEF) el pasado diciembre, el precio de la energía solar ha vuelto a bajar de precio de forma significativa en 58 países, situándose en un tercio de lo que costaba en 2010. BNEF estima, además, que para 2025 la energía solar no subsidiada tendrá un precio inferior al del carbón, convirtiéndose en la forma más barata de producir electricidad. De hecho, la solar ya es hoy la más competitiva para algunos países emergentes y de Oriente Medio, donde la fuerte apuesta que han sostenido durante años se está ahora materializando en subastas muy reñidas y precios escandalosamente bajos. Sabíamos que esto iba suceder antes o después, pero la sorpresa ha sido que la evolución haya sido tan rápida. Los datos hacen replantearse el futuro de las matrices energéticas, así como la presencia de los fósiles dentro de las mismas.

La mejora de la tecnología, las economías de escala y la experiencia acumulada están provocando que la energía solar viva su mejor momento. Una corriente imparable con incidencia directa para el sector y para el usuario. A la vista de los datos, el autoconsumo a través de paneles solares se va a imponer dentro de muy poco, haya o no haya una regulación afín al efecto.

Es probable que Ikea, que desde el año 2013 lleva intentando distribuir sus instalaciones de energía solar en España, vuelva en breve a la carga. Ya está vendiendo paneles solares con éxito en otros países europeos. Cómo no volver a intentarlo en España, donde las horas de sol al cabo del año son tantas. Si no es ahora, será dentro de cuatro años, cuando la directiva de la Unión Europea sobre autoconsumo prevista para 2021 entre en vigor y cambie el marco jurídico de la electricidad en España. La política de bajos precios, funcionalidad y do it yourself del gigante sueco llegará dentro de muy poco al mundo energético. Un sistema completo de energía solar para un chalé, con instalación incluida, sale ahora en Reino Unido por unas 4.550 libras, 5.250 euros al cambio. De commodity a producto de consumo, quién podía imaginarlo.

"Tesla quiere revolucionar la dependencia energética de las casas a través de Powerwall"

Otro desembarco que promete y que acontecerá en los próximos meses es el de las baterías de Tesla. Tenemos vistos muchos acumuladores semejantes a los que ofrece la compañía que preside Elon Musk, pero no a unos precios tan sorprendentemente bajos. Tesla pretende revolucionar la dependencia energética de nuestras casas a través de Powerwall, la batería eléctrica que ha venido desarrollando a lo largo de los últimos años y con la que se aspira al autoabastecimiento de las familias. Una revolución que sin duda chocará con los intereses del actual mercado energético, pero que podría levantar oleadas de adhesiones entre los consumidores.

Pero no adelantemos acontecimientos. Lo que sí sabemos con certeza es que la fiebre de la economía colaborativa se extiende como un reguero de pólvora, y que en su hoja de ruta las energías alternativas, el autoconsumo y la tecnología ocuparán un lugar preferente.

Nervis Villalobos es director técnico y de operaciones de Enersia Innovation & Technology.

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