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El número de aparatos conectados al Internet de las cosas casi iguala a la población mundial

La población mundial asciende a 7.500 millones de personas. Según la consultoría Gartner, el número de aparatos conectados al Internet de las cosas alcanzó la cota de 6.400 millones. Se trata de todo tipo de productos cuyo denominador común es tener capacidad de conectarse a Internet: móviles, ordenadores, tablets, relojes inteligentes, coches, aviones, etc. Se proyecta que en 2020 el número de aparatos conectados al Internet de las cosas llegará a 20.800 millones. Para hacerse una idea del crecimiento del Internet de las cosas (IoT en sus siglas en inglés), consideremos que en 2016 se preveía que cada día se añadieran 5,5 millones de cosas a IoT cada día. La mencionada consultoría estimó que en 2016 el IoT generó servicios por valor de 235.000 millones de dólares (incremento de 22% sobre 2015). Los sectores que más crecen son los relacionados al diseño instalación y operación de sistemas de IoT proporcionados por proveedores externos a empresas, servicios de conectividad y servicios para el consumidor.

Los partidarios del IoT nos presentan la perspectiva de coches inteligentes que se auto-conducen, hogares dónde se puede programar la temperatura de la calefacción o AC remotamente, neveras que realizan pedidos al supermercado en función de sus existencias, etc..Lógicamente estos bienes y servicios estarán al alcance primero de las personas con mayor capacidad adquisitiva. Con el tiempo pueden extenderse sus beneficios al conjunto de la población. Pero tanto los gobiernos, la sociedad como las empresas deben tener en cuenta que el avance vertiginoso de la tecnología también está destruyendo millones de empleos. ¿Qúe soluciones proponen para hacer frente a un problema que está generando movimientos anti-sistema populistas y contrarios al libre comercio y la economía de mercado? Financiar programas de formación contínua, más inversión en educación, investigación y desarrollo, deducciones fiscales para emprendedores y medidas parecidas son necesarias pero no parecen suficientes. Los que se sienten como perdedores (o inseguros) ante una globalización que genera grandes desigualdades y cuyo progreso tecnológico fulgurante amenaza con destruir los empleos que ahora ocupan o prevén para sus hijos exigen -- con razón -- más debate sobre el futuro de la tecnología. No conozco ningún estudio amplio que haya cuantificado el número de empleos que se crean y pierden debido al avance tecnológico. Por cada persona relativamente joven con alto nivel de educación que puede comprar y beneficiarse de la tecnología del IoT, existe otra u otras que viven en poblaciones menores, zonas rurales, y no cuentan con la formación para adaptarse a dichas transformaciones.

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