El camino que me llevó a ser emprendedor
Varios empresarios de éxito cuentan cómo dieron el paso de montar su propio negocio
A Carlota Pi, ingeniera de profesión, la despidieron de su trabajo, al que le dedicaba más de 15 horas al día. Había sido madre y tenía serias dificultades para conciliar ambas facetas, laboral y maternal. Con la carta de despido en la mano, supo que jamás trabajaría para nadie más que no fuera ella misma. Estudiaba un Executive MBA en el IESE, donde había conocido a los que más tarde fueron sus socios, Ferran Nogué y Oriol Vila. Un día, intentando resolver un problema de una factura de la luz que había recibido la madre de Nogué, pensaron en crear una propuesta de valor dentro del sector eléctrico.
¿Por qué Google compra empresas?
No hay edad para emprender. Así lo cree el profesor del área de emprendedores del IESE Christoph Zott, quien señala que, en contra de la creencia generalizada de que es cosa de jóvenes, “en Estados Unidos, la edad media de los fundadores de startups es de 45 a 50 años”.
Para Luis Martín Cabiedes, fundador de la firma de capital riesgo Cabiedes & Partners, “no es tan difícil ser emprendedor, aunque muchas veces el gran inconveniente es la búsqueda de financiación”.
Y diferencia entre ser un profesional con la capacidad para crear empresas y ser un profesional con talento para innovar. Según Cabiedes, hoy día, “si no eres innovador, te quedas fuera”. Y cita el ejemplo de Disney, que desde hace tiempo ya no tiene el mismo impacto con Mickey Mouse como antaño, “pero compraron Star Wars y volvieron a tener éxito”. Asegura, además, que el momento es idóneo para los pequeños emprendedores. Una de las razones se debe a que las grandes empresas necesitan aire fresco, “las novedades siempre vienen de fuera”. ¿Por qué Google compra empresas?, se pregunta este experto. “Porque son las que le aportan innovación, y las compañías innovadoras son las que compran empresas”.
Por ello también el docente de la citada escuela de negocios tiene claro que “no hay que tenerle miedo al fracaso, forma parte del juego”. Porque además de la satisfacción de sacar adelante un proyecto, apunta Carlota Pi, “eres propietario de tu tiempo, y eso no se paga con dinero”.
Así fue como nació Holaluz.com, una comercializadora (empresa que vende la energía eléctrica que circula por la red de las distribuidoras) con dos particularidades: opera online y procura cobrar la luz a un precio justo. Pero lo verdaderamente importante para Pi como emprendedora es lo que ha conseguido, además del negocio en sí mismo: “Hemos creado valor a partir de los valores”.
“He trabajado para diferentes empresas multinacionales, pero siempre quise tener impacto por hacer algo por mí mismo, de cara a la sociedad”, reconoce el alemán Timo Kerzel, cofundador de la startup educativa tecnológica Telanto. La razón por la que decidió embarcarse en su propia aventura empresarial obedece también al deseo de poder desarrollar ideas innovadoras y que nadie le ponga freno.
El caso de la barcelonesa Thais Ivern, licenciada en Económicas, es diferente: si repasa en el diario que escribía cuando tenía 17 años, ya tenía anotado su sueño de emprender su propio camino empresarial. “Empecé trabajando en una consultoría y no veía resultados que me convencieran sobre lo que hacía”, recuerda. Así que después de estudiar un MBA en el IESE decidió fundar en 2003 la empresa dedicada a publicidad digital Impact Media. “No ha sido fácil; ser emprendedor es una montaña rusa, pero se genera un sentimiento mucho más profundo que cuando trabajas por cuenta ajena”, recuerda Ivern, quien reconoce que el factor clave para el éxito de cualquier idea empresarial es la elección de los socios. En este caso, ella tiene tres, y como en cualquier relación señala que lo decisivo es “mantener la llama viva a diario”.
A su lado –todos participan en una mesa redonda sobre Espíritu emprendedor, durante la asamblea anual de antiguos alumnos del IESE– se encuentra Josep Lluís Sanfeliu, socio de la empresa de capital riesgo Ysios Capital Partners, sociedad que montó en 2007 y que ayuda a otros a desarrollar sueños empresariales. Es por ello que asegura que todos aquellos que deseen invertir en ciencia conseguirán un retorno. Después de analizar en casi una década más de 2.000 proyectos necesitados de recabar financiación, Sanfeliu se atreve a recomendar a todo emprendedor que desee iniciar su propio proyecto empresarial, en primer lugar, que sienta que está listo para hacerlo. “Carlota Pi perdió su trabajo y encontró una razón para dar el salto, hay que estar muy bien convencido”.
Su caso, por ejemplo, fue una frustración profesional. Es abogado y experto en patentes y en finanzas. “Se anuló un proyecto en el que trabajaba y fue cuando sentí la llamada para dar el salto. Nos sentimos atraídos por la gente que quiere cambiar el mundo”, añade Sanfeliu. Otra recomendación que no debe caer en saco roto es la capacidad para seguir adelante. “Ser emprendedor es muy difícil, por eso siempre hay que buscar oportunidades. También es importante tener la mochila llena de otras experiencias”. En lo que sí coinciden todos ellos es en que es buen momento para iniciar una aventura empresarial. “Hay dinero disponible para los emprendedores”, afirma Kerzel. “Si lo sueñas, es viable y hay que intentarlo”, interviene Ivern. Lo único que hay es que “encontrar un pretexto, cuando se esté listo, y mantener la calma”, apostilla Sanfeliu.