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Foro de Davos

China se alía con la UE para frenar el proteccionismo de Trump

“Perseguir el proteccionismo es como encerrarse en una habitación oscura donde el viento y la lluvia pueden quedarse fuera, pero también la luz y el aire”, aseguró el presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping, ayer durante la inauguración del foro de Davos (Suiza)
El presidente chino, Xi Jinping, ayer durante la inauguración del foro de Davos (Suiza) Reuters

El proteccionismo de Trump y su amenaza de imponer aranceles a sus principales proveedores (México o China) para “devolver” el empleo y la actividad a EE UU va ganando enemigos día a día. Las alabanzas del presidente electo norteamericano al proceso de desconexión del Reino Unido de la UE, sus sugerencias para que otros aliados europeos hagan lo mismo y las críticas a Merkel soliviantaron el lunes a los dirigentes nacionales europeos y a la Comisión Europea. El ministro de finanzas de Francia, Michael Sapin, advirtió ayer a Trump de que la UE se unirá contra sus críticas. “Cuantas más declaraciones haga en ese sentido, más cerraremos nuestras filas. Las críticas a la canciller Merkel son inaceptables”, dijo.

Ayer le tocó el turno al presidente chino, Xi Jinping, quién aprovechó su intervención en el Foro de Davos (es el primer líder de este país que inaugura este cónclave) para hacer un alegato contra las tesis de Donald Trump al pedir a los líderes mundiales que le escuchaban que dijeran “no al proteccionismo” y que permanecieran comprometidos con el libre comercio. “Tenemos que permanecer comprometidos con el desarrollo del libre comercio y la inversión, para promover el comercio y la inversión, la liberalización y la facilitación (del comercio) a través de la apertura y decir no al proteccionismo”, señaló en el discurso de inauguración. “Perseguir el proteccionismo es como encerrarse en una habitación oscura donde el viento y la lluvia pueden quedarse fuera, pero también la luz y el aire”, recalcó Xinping, quién recalcó que nadie saldrá ganador de una guerra comercial y que China no cerrará sus puertas a otros socios comerciales. “Una puerta abierta permite a otros países acceder al mercado chino y a China integrarse en el mundo, y esperamos que otros países mantengan también sus puertas abiertas a los inversores chinos y mantengan el campo de juego equilibrado para nosotros”.

Un escenario que por ahora no asusta a la mayor fortuna de China, Wang Jianlin, quién vaticinó en el mismo foro que las tensiones crecientes entre EE UU y China afectarán a los flujos comerciales, pese a lo que reconoció que EEUUserá su principal prioridad a corto plazo. Wang descartó que su compañía vaya a resultar afectada, toda vez que Trump no bloqueará la entrada de capitales procedente de inversores extranjeros. En la entrevista de Trump hecha pública el lunes por el diario alemán Bild y el británico Times, el presidente electo norteamericano calificaba de “obsoleta” a la OTAN, ya que considera que el gasto militar que realiza la UE está muy por debajo de lo que debería ser y que la citada organización no lucha de forma eficaz contra el terrorismo internacional. Frases que fueron matizadas ayer durante el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos por Anthony Scaramucci, un gestor de un fondo buitre que se ha unido al equipo de Trump como asesor, quién señaló que las declaraciones del presidente electo sobre la obsolescencia de la organización no deben ser interpretadas como que debe pasar a la historia. “La OTAN está trabajando pero hay cosas que necesitan cambiar. Tenemos que pensar en cambiar el tratado (de la OTAN) para enfrentar los dos próximo siglos”, apuntó Scaramucci, quiere tener una “relación fenomenal” con China.

El desequilibrio viene del Plan Marshall

“Lo que quisiéramos [con China] es un proceso comercial libre y justo, porque si no nos remontamos a 1945, cuando el presidente Harry Truman tomó la decisión estratégica de adoptar el Plan Marshall por el que se gastaron 13.600 millones de dólares en el exterior en infraestructuras y hacer de cada tratado comercial elaborado desde entonces unos acuerdos asimétricos para EE UU”, señaló Scaramucci. “Permitimos que los bienes y servicios llegasen libremente a EE UU, pero también permitimos que nuestros bienes y servicios quedasen embargados en otros países al tratar de ayudarles a mejorar sus estándares de vida y laborales y crear más prosperidad en sus clases medias”, apuntó.

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