Un año de riesgos y oportunidades
Las empresas españolas afrontan este inicio de ejercicio con un buen puñado de retos estratégicos ante sí, parte de ellos fruto de la coyuntura económica y geopolítica, pero también de la rápida transformación que vive el mercado y los modelos de negocio. Tras un 2016 con un Gobierno en funciones hasta noviembre y jalonado de sobresaltos en el ámbito internacional –con acontecimientos como la victoria del brexit en Reino Unido o la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE UU–, las compañías encaran 2017 con optimismo y confianza. La mayoría de las grandes empresas y las pymes prevén elevar su facturación, según datos de la consultora Grant Thornton, mientras que solo un 8% de los empresarios se muestran pesimistas sobre el futuro, lo que supone 13 puntos menos que hace un año. También han mejorado las perspectivas sobre el empleo: seis de cada diez encuestados creen que este año se mantendrá en los mismos niveles de 2016 y cuatro de cada diez prevé aumentar su plantilla.
La explicación a ese optimismo está en unas previsiones económicas positivas, un consumo cada vez más fortalecido y un mercado laboral que funciona a buen ritmo. Pese a ello, también 2017 tendrá su carga –y potente– de riesgos geopolíticos, con elecciones en Francia y Holanda, la incógnita de cual será el modelo de salida de Reino Unido de la UE y las primeras decisiones de Gobierno de Donald Trump, además de la creciente amenaza del terrorismo islámico y el foco de inestabilidad que sigue suponiendo China.
A todos esos desafíos se une la rápida y voraz evolución del mercado, que obliga a las compañías a ajustar y redefinir constantemente su modelo en negocio. En ese contexto, KPMG cifra en cinco los grandes retos que deberían abordar las empresas españolas durante el año que acaba de comenzar. El primero de ellos es transformar sus modelos de negocio aprovechando la revolución digital, lo que incluye las nuevas opciones de innovación comercial en el ámbito minorista y todas las herramientas digitales que permitan reducir los costes operativos. El segundo es implantar de forma efectiva modelos centrados en el cliente, con mayor segmentación de la oferta y entregas eficientes. La tercera prioridad pasa por optimizar los ingresos maximizando el margen bruto, especialmente en los negocios maduros y en un contexto de crecimiento vegetativo de la población, como es el español. También será el momento de adoptar estrategias de crecimiento inorgánico, como las fusiones, adquisiciones y alianzas, lo que requerirá de un marco institucional capaz de generar suficiente confianza. El quinto objetivo debería ser transformar la cultura corporativa, con organizaciones cada vez menos jerárquicas y más flexibles. Toda una hoja de ruta para un año que llega con riesgos y, sobre todo, oportunidades.