Un sistema fiscal más convincente
Un buen sistema tributario debe ser eficiente, equitativo, flexible, sencillo y transparente. Son condiciones sine qua non según los manuales al uso. Sin embargo, toda la fortaleza del entramado impositivo de un país se debilita si no incluye una sexta característica: que sea convincente. Sin esa cualidad, que significa que los ciudadanos creen que los fondos que dedican a pagar impuestos son bien utilizados en su favor, todo el edificio impositivo se tambalea, la elusión gana adeptos y el fraude germina con facilidad hasta campar a sus anchas. El hecho de que un 72% de los españoles crea que la relación entre lo que paga a Hacienda y los servicios públicos que recibe es peor que en otros países europeos resulta preocupante. Y más porque tal desconfianza va en aumento. Se trata del mayor porcentaje registrado en la encuesta anual que encarga el Instituto de Estudios Fiscales desde 1996, y un efecto más de la crisis. Antes de esta, la mayoría de españoles creía que recibía prestaciones de mayor calidad que en gran parte del entorno europeo, una percepción que ha empeorado drásticamente coincidiendo con los recortes sociales y las subidas impositivas, y a la que se suma que un 86% cree que aumenta el fraude fiscal. Un serio suspenso contra el que la Administración debe actuar.