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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un mercado sólido en un año de agitación

La Bolsa digirió los imprevistos y abordó la recta final del año en un rally que ha dado lugar al mejor diciembre en 20 años

Thinkstock

Aunque lleno de sobresaltos, el año 2016 ha sido menos negativo para los mercados de lo que cabía temer. La inversión se vio sacudida por resultados de procesos políticos inesperados, los más chocantes el triunfo de Donald Trump en las presidenciales de EE UU y el del brexit en el referéndum británico sobre la permanencia en la UE. Sin embargo, la Bolsa digirió los imprevistos sin traumas y abordó la recta final del año en un rally que ha dado lugar al mejor diciembre en 20 años, lo que sirve para paliar en su mayor parte las pérdidas acumuladas desde enero. Se despejaron algunas incertidumbres, aunque fuera por el lado contrario al de las apuestas anteriores, y ganó fuerza la idea de que la economía mundial va por buen camino (el crecimiento superará el 3% por octavo año consecutivo, la mejor racha en medio siglo). Otro factor que explica el optimismo está en las señales de normalización en la política monetaria, tras un periodo excepcionalmente largo de tipos próximos a cero en las grandes economías. Incluso la fuerte alza del petróleo es vista con complacencia, pues su hundimiento en años anteriores era un elemento de inestabilidad. Bancos y petroleras son los sectores más favorecidos por estas tendencias. También parece normalizarse la inflación, en niveles insólitamente bajos en los últimos años.

La palabra normalización, sin embargo, no se puede aplicar al mapa político global. Opciones populistas o abiertamente ultraderechistas están conquistando el poder en grandes potencias. Esto puede llevar a la aparición de nuevas barreras al comercio global, que significarían un retroceso tras décadas de avance. Y el proyecto europeo se encuentra gravemente herido. La salida de Reino Unido podría ser asumida por la Europa continental que permanece en el club, si no fuera porque el euroescepticismo está también al alza en su seno. A este respecto, las elecciones en Alemania, Francia y Holanda serán algo más que un termómetro. Que las formaciones antieuropeas conquistaran el poder o avanzaran en las instituciones de París, Berlín o La Haya sería un golpe quizá insuperable para la UE, que debería avanzar hacia más unidad (política y económica) en vez de fragmentarse. El riesgo de destrucción del camino andado no debe minusvalorarse. Por añadir ingredientes explosivos, la situación de Grecia sigue lejos de estar bajo control pese a los sucesivos ajustes y rescates, lo que tampoco permite descartar la opción de que por primera vez un país se salga de la moneda única.

Al escenario internacional se suman más motivos de inquietud que dependen sobre todo del rumbo, más pragmático o más extremista, que tome el presidente Trump una vez instalado en la Casa Blanca. Su cercanía a la Rusia de Putin inquieta en Europa;su abierta hostilidad a China podría desestabilizar los equilibrios mundiales. Y su política sobre Oriente Medio podría ayudar a pacificar o arrojar más gasolina sobre la región más inestable del planeta. Esta agitación política genera temores de todo tipo, pero puede dejar margen para que los mercados bursátiles continúen la senda alcista. Sobre todo en Europa:los expertos creen que los beneficios empresariales mejorarán, ayudados por la recuperación de los precios. Eso puede bastar para capear la volatilidad que se desprenda, otra vez, de los acontecimientos. La Bolsa parece ofrecer más recorrido que la deuda. La renta fija debería continuar la senda del último tramo de 2016, con intereses al alza y precios a la baja. En cuanto a los tipos de referencia, se da por hecho que en EE UU la Reserva Federal continuará las alzas progresivas, no así el BCE, que previsiblemente esperará a 2019. En este caso la clave está en si se irán retirando los estímulos, a lo que se resiste Mario Draghi. En todo caso, la política monetaria debería encaminarse a niveles moderados pero positivos según se consoliden las subidas de precios (la inflación de diciembre ya revela un repunte serio) y se despejen dudas sobre el crecimiento económico.

No va a ser un 2017 fácil para el inversor, como no lo ha sido ningún año desde la crisis iniciada en 2007, pero el ahorrador encontrará oportunidades en determinados productos, valores y sectores si los elige con cuidado. 2016, año inquietante, deja una lectura esperanzadora:aquello que daba tanto miedo no ha traído las turbulencias esperadas. Este 2017 deberá confirmar si de verdad el mercado es tan sólido como para resistir las sacudidas políticas que vengan.

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