El precio del tabaco ilícito
Cada aumento de impuestos sobre las cajetillas tiene como beneficiarios indirectos a las mafias del contrabando y la falsificación
El sector del tabaco se enfrenta en España, como en la mayor parte de países occidentales, a una fuerte presión fiscal que trata de desincentivar el consumo de un producto nocivo para la salud. De hecho, la legislatura se ha iniciado con una nueva subida fiscal para las cajetillas. La creciente presión social, sanitaria y política hace prever que esa carga impositiva se mantenga o incluso se endurezca en el futuro. Pero cada aumento de impuestos sobre las cajetillas tiene como beneficiarios indirectos a las mafias del contrabando y la falsificación. El producto fraudulento no solo compite ilícitamente con el de las empresas: además causa un agujero de recaudación a la Hacienda pública. Y carece de garantías de calidad para el consumidor. Una tendencia preocupante es el aumento de las incautaciones, equivalentes a once millones de cajetillas en 2015, según los últimos datos disponibles. Eso implica un aumento del 19% sobre el ejercicio anterior, lo que indicaría un repunte de esta actividad delictiva. Igual de alarmante es que en los últimos años se hayan encontrado y desmantelado fábricas clandestinas de tabaco, sobre todo de picadura, lo que significa un salto adelante en el fraude. Cabe exigir la mayor contundencia a las Administraciones y a las fuerzas de seguridad en la represión de este fenómeno.