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Consumo

El comercio carga contra el nuevo límite de pagos en efectivo

El sector cree que puede lastrar la recuperación del consumo Montoro prepara su rebaja a 1.000 euros

iPhones en la estantería de una tienda.
iPhones en la estantería de una tienda.Reuters

El sector comercial en España acumula un nuevo desencuentro con el Ministerio de Hacienda. La semana pasada, el anuncio de un gravamen a las bebidas azucaradas y el aumento de los impuestos especiales al alcohol y el tabaco pusieron a todas las patronales en su contra. La próxima reducción del límite de pago en efectivo a 1.000 euros será una nueva traba en las relaciones.

El Ministerio que dirige Cristóbal Montoro prepara para “los próximos días” un paquete de medidas para reducir el fraude fiscal que incluirá la reducción de 2.500 a 1.000 euros en el límite de pago en efectivo. Una medida que, según critican la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) y la Confederación Española de Comercio (CEC) “supone una nueva barrera al consumo”.

Así, el rechazo a esta medida a unido al gran y al pequeño comercio. Todavía no se conoce la letra pequeña de esta reducción del límite para los pagos ni cuándo llegará a aplicarse, pero desde la CEC se considera que puede afectar a la recuperación del consumo que se ha visto en el último par de años. “La mejora es muy frágil y hemos visto en octubre el menor crecimiento desde noviembre de 2014, estas medidas pueden afectar al consumo”, señalan desde la confederación.

La organización del pequeño y mediano comercio también alerta sobre el posible impacto negativo que tenga en un mercado en auge como es el del turismo de compras, una fuente de ingresos más que relevante en zonas turísticas. La CEC defiende que esta medida dificultará el pago por parte del comprador, especialmente en el segmento lujo, en el caso de querer pagar en efectivo.

El consumidor, bajo sospecha

Así, las dos patronales, que en otros casos han caminado separadas, se han unido en un rechazo frontal a esta medida ya que además de su posible impacto en el consumo en España, supondría “poner bajo sospecha a cualquier consumidor” que realice compras por más de 1.000 euros. “Parece desproporcionado implantar un límite tan bajo para las operaciones en efectivo”, señalaron sendas organizaciones en un comunicado conjunto. “Convendría actuar directamente sobre las fuentes del fraude y la economía sumergida, que son reconocibles, en lugar de poner trabas a los hogares y las empresas con nuevos impuestos”, concluía el escrito.

Las intenciones de Hacienda de incluir esta medida en el paquete de propuestas para luchar contra el fraude se hicieron notorias la semana pasada y su aprobación se previó en un primer momento para el consejo de ministros del pasado viernes. Este hecho hizo aumentar las alarmas de un sector que temió por el impacto que habría tenido en plena campaña navideña. Se desconoce si finalmente la tramitación afectará a este periodo pero desde la CEC advierten: “lo rechazaremos ahora y dentro de seis meses”.

Por último, los comerciantes critican de esta medida que va a provocar “nuevos costes” a su actividad, al “establecer el carácter obligatorio” de disponer con una tarjeta de pago. “Supone una barrera al consumo y un nuevo coste de transacción”, aseguran.

Solo Francia tiene un listón tan bajo en Europa

Con el nuevo listón en los pagos en efectivo en España que será aprobado por el Gobierno en los próximos días, España se sitúa, junto a Francia, entre los países europeos con mayor exigencia en este aspecto. Francia aprobó su rebaja a 1.000 euros, idéntico nivel que el que pretende adoptar España.

Precisamente en el sur de Europa es donde el nivel de estos pagos es el menor dentro del continente. Así, Grecia por ejemplo lo tiene en 1.500 euros, según la Confederación Europea de Consumidores. Portugal se sitúa en los 3.000 euros, al mismo nivel se sitúa Italia desde inicios de año. El caso del país transalpino es peculiar ya que, mientras otros Estados están reduciendo el listón, el Gobierno aprobó la entrada en vigor este año de un aumento, pasando de los 999 a los 2.999 euros.

El Bélgica se situó en 3.000 euros, bajando desde los 5.000 euros. En el norte y el centro de Europa, los límites son significativamente superiores a los del resto del continente, como el caso de la República Checa, con 13.000 euros. Algunos mercados incluso dejan fuera de sus regulaciones el tope para el pago en efectivo, aunque incluyen algunos requerimientos adicionales.

En Alemania, por ejemplo, el Gobierno abrió el debate para establecer el límite en 5.000 euros. La medida se encontró con el rechazo por parte de los distintos partidos de la oposición, tanto a la derecha como a la izquierda, con el argumento de que su implantación afectaba a las leyes de protección de datos.

El sector en España señala que las actividades relacionadas con los muebles, los dispositivos electrónicos o la joyería serían las más afectadas por una rebaja en el listón.

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