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El reto de la consolidación fiscal

No hay subida de impuestos a los carburantes... por ahora

La carga fiscal de los carburantes en España es un 11% inferior a la media de la UE

El peso de los impuestos en los hidrocarburos
Belén Trincado

Era el impuesto que todo el mundo descontaba que iba a subir y al final solo se han incrementado los que gravan el consumo del alcohol y del tabaco. Por ahora, el Ejecutivo ha preferido no tocar el impuesto que grava la gasolina y el gasóleo para no perjudicar el crecimiento de un consumo que avanza a tasas del 3% para la gasolina y del 2% para el gasóleo, en un contexto en el que el precio del petróleo repunta con fuerza tras el recorte de producción anunciado por la OPEP.

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Las cifras, sin embargo, apuntan a que hay margen para poder subir impuestos por dos motivos. El primero es la menor presión fiscal que sufren los hidrocarburos respecto a los países del entorno de la zona euro. Los últimos datos del boletín petrolero de la UE reflejan que la carga fiscal (el peso de los impuestos sobre el total) que soportan los hidrocarburos es muy inferior a España: un 57% para la gasolina y un 53% para el gasóleo. Ambos porcentajes están lejos de la media europea (65% para la gasolina y 59% para el gasóleo) y están mucho más distanciados de otros países como Italia, cuya carga tributaria es diez puntos superior para la gasolina y está seis puntos por encima en el gasóleo.

España siempre ha estado en el punto de mira de las autoridades comunitarias, ya que los impuestos que se pagaban no alcanzaban el mínimo legal durante muchos años. Ahora sí lo hace, pero se encuentra muy por debajo de la media europea. En concreto, la carga fiscal es un 11% inferior a la media de la UE y esa brecha se quería cerrar con una directiva comunitaria que pretendía armonizar el impuesto y que ahora se ha guardado en un cajón.

Si se analizan los precios de los carburantes en España y en el resto de países de la UE, los resultados son contradictorios. Sin impuestos, el precio del litro de gasolina de 95 octanos es el tercero más caro de la UE, con 0,508 euros, tan solo por debajo de Malta (0,526) y Dinamarca (0,528). Con impuestos, España se sitúa en la decimosexta posición entre los 28 países que integran la UE, con 1,174 euros por litro. En el caso del gasóleo, la brecha es menor. Sin impuestos, el litro del gasóleo es el octavo más caro de la UE, por detrás de Luxemburgo, Hungría, Chipre, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Grecia. Si se le suman los impuestos aparece como el séptimo más barato, con un coste en el surtidor de 1,059 euros por litro.

El argumento más importante, sin embargo, es el recaudatorio. Los ingresos por la venta de hidrocarburos rozan los 10.000 millones de euros al año y suponen en torno al 80% de lo que se recauda por impuestos especiales (tabaco, cerveza, electricidad, carbón e hidrocarburos). Es el cuarto tributo que más ingresos reporta a las arcas públicas tras IRPF, IVA y Sociedades. Un leve retoque impositivo aportaría una porción muy importante en términos de ingresos y ese es el as que, según fuentes empresariales, se guarda el Ejecutivo debajo de la manga en función de cómo evolucione el proceso de consolidación fiscal. Bruselas exige al Gobierno de Mariano Rajoy un ajuste estructural de 5.500 millones para llevar el déficit al 3,1% el próximo año. Una evolución desfavorable de la ejecución presupuestaria podría provocar un viraje respecto a la carga fiscal de los hidrocarburos.

Algo similar sucedió en el arranque de la anterior legislatura, en la que no estaba previsto tocar impuestos y el afloramiento de un déficit superior al reconocido por el anterior Ejecutivo y el temor a que la economía española fuera intervenida provocó que se subiera el IRPF y el IBI en el primer consejo de ministros y que nueve meses después se subiera el tipo general del IVA del 18% al 21% y el reducido del 8% al 10%.

¿Cómo influirá el repunte del crudo en el precio?

Uno de los argumentos que barajaba el Ejecutivo para sopesar una posible subida impositiva a los hidrocarburos era el mantenimiento del precio del petróleo en niveles bajos. El barril de Brent, de referencia en Europa, tocó suelo a finales de enero al rozar los 25 euros por barril y posteriormente emprendió una escalada lenta que le llevo por encima de los 45 euros. El promedio en el acumulado del año se sitúa en 39,8 euros.

Sin embargo, esa tendencia se puede ver rota por el primer recorte de la producción acordado por los países productores de la OPEP en ocho años. Este lobby aprobó un ajuste de la oferta de 1,2 millones de barriles diarios, de los que más de la mitad le corresponderá a Arabia Saudí. El barril de Brent se ha apreciado en tan solo dos días un 5% y ha pasado de 47,6 a 50 euros por barril. Los analistas creen que este ajuste de la producción llevará los precios al entorno de los 55 euros en enero y eso tendrá su traslación directa a los precios en el surtidor. De este modo, el precio del litro de la gasolina de 95 octanos podría volver a superar los 1,2 euros, un nivel inédito desde agosto de 2015, mientras que el del gasóleo podría escalar a 1,1 euros, también a niveles de mediados del pasado año.

Desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) recuerdan que los incrementos de la cotización internacional del barril de brent y de los carburantes no se trasladan de forma directa al surtidor, ya que este solo representa una parte del precio final de venta al público. El resto de los costes son impuestos y costes de distribución y comercialización, que prácticamente no varían al alza o a la baja en función de cómo lo hagan las cotizaciones internacionales.

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