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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Políticas inquietantes, mercados volátiles

El calendario político augura una etapa de fuerte volatilidad para los mercados. No significa que no haya oportunidades de inversión, pero sí que debe imperar la cautela

La economía nunca ha vivido al margen de los acontecimientos políticos, pero el momento es excepcional en todo Occidente por el auge de fuerzas populistas, nacionalistas o xenófobas que rompen los consensos de las democracias liberales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La inestabilidad política es hoy un factor de primera magnitud para los agentes económicos y los mercados financieros. El calendario inmediato está lleno de amenazas de este tipo. Los inversores harán bien en tenerlos en cuenta. No significa esto que la inversión vaya a paralizarse hasta que se despejen todas las incertidumbres, ni que se avecine un crac. Los pilares del Estado de derecho y de la economía de mercado no van a derrumbarse de un día a otro. A diferencia de los totalitarismos de los años 30, que arrastraron al mundo al desastre, hoy los extremismos no aspiran a destruir las instituciones. Pero el modelo actual de libertades políticas y económicas sí puede irse deteriorando poco a poco. Y el peligro es mayor para dos fundamentos de la economía de hoy:el proceso de integración europea y los tratados de libre comercio. Una marcha atrás en la globalización pesará en el crecimiento económico mundial antes o después.

La reacción positiva de Wall Street a la victoria de Donald Trump, en contra de lo esperado, puede llevar a algunos a pensar que no es tan perjudicial el efecto en los mercados. Esa visión es cortoplacista. La Bolsa de EE UU parece estar acomodándose sin grandes traumas a un escenario de fuertes inversiones públicas, desregulación financiera, proteccionismo, inflación y alzas de tipos. Pero queda casi todo por saber de los planes del imprevisible presidente electo. Otros mercados mundiales están sufriendo más el efecto Trump, en primer lugar los de México, el país que más saldría perdiendo del fin de su alianza comercial con EE UUy Canadá. El efecto puede extenderse a otros países emergentes.

El brexit sí ha tenido efectos económicos inmediatos, aunque no conozcamos aún toda su factura. Es cierto que la Bolsa británica lo ha encajado bien, pero eso es sobre todo por la competitividad ganada ante la abrupta devaluación de la libra. El Gobierno de Theresa May ha aceptado esta semana que caerá el crecimiento económico y que tendrá que aumentar en gran medida (144.000 millones de euros) la deuda pública en los próximos cinco años.

La siguiente prueba de fuego para el mercado va a ser el referéndum en Italia sobre la reforma constitucional propuesta por el primer ministro Matteo Renzi, y que podría costarle el puesto. Aunque Italia es un país acostumbrado a la inestabilidad, la prima de riesgo ya está recogiendo la inquietud del mercado. Las alternativas a Renzi, tanto la derecha de Berlusconi como el populismo de Beppe Grillo, se están contagiando de la ola antieuropeísta. Sumen a ello que la extrema derecha puede alcanzar en breve la presidencia de Austria o convertirse en la fuerza más votada en Holanda. Y detrás vendría la pieza mayor:la presidencia de Francia. El xenófobo Frente Nacional de Le Pen tiene opciones de ser la fuerza más votada, aunque el sistema de doble vuelta hace más improbable su victoria final. Incluso en Alemania se teme el ascenso de AfD, que ha tomado la bandera del rechazo a los refugiados, aunque Angela Merkel debería conseguir un cuarto mandato.

Según estas fuerzas contrarias a la integración europea conquisten poder, la existencia misma de la Unión puede estar en cuestión, no digamos ya la pervivencia del euro. El golpe a una economía global abierta como la que se ha ido construyendo desde la caída del Muro de Berlín podría tener graves consecuencias que hoy el mercado no está teniendo en consideración.

Cuanto menos, el calendario político augura una etapa de fuerte volatilidad para los mercados. Eso no significa que no haya oportunidades de inversión, pero sí que debe imperar la cautela y un cálculo muy medido de pros y contras. Los expertos apuestan ahora por los sectores que se beneficien en mayor media del repunte de tipos (la banca) o de la fortaleza de la demanda (bienes de consumo), así como evitar activos, como los bonos soberanos, muy expuestos a un rápido deterioro. En los mercados de divisas, el euro tiene las de perder y podría acercarse a la paridad con el dólar. Son estrategias, en todo caso, para el corto plazo. El medio y largo es más imprevisible. Vienen tiempos turbulentos para la política y la economía.

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