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El arriesgado ojo por ojo bancario de la UE

Igualar las reglas de EE UU para los bancos extranjeros tiene el riesgo de aumentar los costes para las entidades

Sede del BCE, en Fráncfort (Alemania).
Sede del BCE, en Fráncfort (Alemania).REUTERS

Bruselas está a punto de aplicar un ojo por ojo bancario. Planea imitar las reglas estadounidenses que obligan a los prestamistas extranjeros a mantener cantidades sustanciales de capital a nivel local y a dedicar mucho tiempo al buen gobierno. Los jefes de los bancos europeos pueden argumentar que es lo lógico. Pero que los reguladores estadounidenses puedan permitirse el juego duro no significa que los europeos también.

Básicamente, Europa solo está siguiendo las reglas globales que dicen que debería ser más fácil liquidar bancos transfronterizos si ocurre un desastre. Si JP Morgan, digamos, tiene más de dos entidades corporativas en la UE, tendrá que tener un holding intermedio por encima. Esto requeriría una cantidad especificada de capital y deuda que puedan ser amortizados si es necesario: el “capital absorbente de pérdidas totales”.

En un mundo ideal, cada banco mantendría este capital en una sola reserva de su propio país, y lo enviaría al extranjero si fuera necesario. Claramente, no es así como funcionan las cosas. El brexit y Donald Trump han aumentado la sensación de que la armonía mundial está disminuyendo. Los temerosos reguladores ya insisten en que al menos el 75% del capital de cada entidad debería estar retenido en su jurisdicción.

Bruselas podría salir ganando, si los bancos de EE UU eligen quedarse en Europa en detrimento de un Reino Unido postbrexit

El resultado es una balcanización: bancos menos eficientes con menores retornos sobre el capital. Si la UE imita a EE UU, daría un empujón a este proceso. El capital atrapado en cada jurisdicción podría no ser el 75%, sino el 100%, o el 120%, si el regulador quiere venganza. Los bancos tendrían que crear consejos de administración independientes y someterse a tests de estrés.

Bruselas podría salir ganando. Si los bancos de EE UU tienen que retener capital tanto en Europa como en un Reino Unido postbrexit, podrían optar por hacerlo solo en el continente. La pega es que, igualmente, podría hacer que el Reino Unido relajara sus regulaciones en un intento por mantenerlos en Londres.

También hay otra posibilidad: los bancos estadounidenses podrían decidir que no les vale la pena invertir ni en Reino Unido ni en Europa. Los europeos afrontarían mayores costes bancarios, y pagarían caro intentar imponerse.

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