Popular se desangra en Bolsa pese a cumplir su “único” plan, el A
Ya ha cubierto el 100% de su ajuste laboral, con la salida de 2.592 empleados con prejubilaciones y bajas incentivadas. Ha contratado ya al equipo y a los bancos de inversión que respaldan su ‘banco malo’ Prevé tener la autorización de los reguladores a su proyecto Sunrise en breve. Pero el mercado tiene otra opinión, y la acción ha caído un 70% desde enero.
El mercado parece que no se cree el proyecto de Banco Popular. Sus acciones siguen desangrándose –se sitúan en 0,859 euros por título–, y desde comienzos de año ya pierden un 70% de su valor. En la entidad no se creen lo que está pasando con el valor, y achacan el desplome de sus títulos a los especuladores. Explican que son hedge funds con más posiciones cortas en el banco los que están apostando contra el valor hasta niveles casi sin precedentes. Incluso parece que sospechan, aunque esto no lo dicen, que puede haber más intereses que el mero especulativo.
Sus directivos no se cansan de repetir ante los analistas que Popular tiene valor, “un gran valor”. Su beneficio recurrente (sin tener en cuenta el ladrillo que tiene en su balance y que proyecta desconsolidar) será de 1.000 millones de euros este año, replican. Y calculan que así, con un PER (valoración que realiza la Bolsa de la capacidad de generar beneficios de una empresa) del 10% al 11% –media del sector financiero español, según Bloomberg, aunque no incluye a Popular– su valor se situaría entre los 10.000 millones a los 11.000 millones de euros como mínimo. Eso sí, sin tener en cuenta el ladrillo de su balance, que suma más de 33.000 millones de euros.
Hay que recordar que Popular confía plenamente en que el Banco de España, la CMNV y el BCE aprueben su sociedad Sunrise, en la que se incluirán activos adjudicados por un importe de 6.000 millones de euros brutos o 4.000 millones netos, y que le permitiría desconsolidar esta parte de sus inmuebles (si se tiene en cuenta las pérdidas de este negocio, su PER es nulo).
La firma que preside Ángel Ron calcula que los reguladores podrían dar su OK a su banco malo en las próximas semanas.
La capitalización de Popular ascendía el viernes a 3.443,98 millones de euros, cifra muy alejada de los 10.000 a 11.000 millones que la entidad calcula que vale Popular, lo que significa que el mercado calcula que le queda aún más de 6.000 millones de euros por provisionar. El banco niega rotundamente esta cantidad ante los propios analistas, entre otras razones porque ello significaría que el mercado le está aplicando unas coberturas para sus activos adjudicados del 75%, porcentaje muy por encima de lo que cubre el resto del sector. Además, considera que si verdaderamente fuese esta la cifra o una similar el banco estaría intervenido.
Su plan fija en 3.419 millones de euros las provisiones que realizará en este último trimestre. En octubre, de hecho, ya tiene provisiones que cubren algo más del 50% de su cartera inmobiliaria tras aplicar la nueva circular contable del Banco de España. De esta forma, y tras la previsible por el banco desconsolidación de parte de su ladrillo, y tras la ampliación de capital de 2.500 millones que llevó a cabo en mayo pasado, Popular espera poner el contador a 0 en 2017, una vez cubiertas las pérdidas de 2.000 millones previstas con esta inyección de capital, repite hasta la saciedad al mercado, que pese a ello no termina de creérselo.
Eso sí, lo que es del Cesar para el Cesar. Popular está cumpliendo su plan de negocio (o de saneamiento) al dedillo y en tiempo récord.
Hizo una ampliación de capital, la tercera en tres años, sin problemas, ha finalizado en menos de un mes su plan de ajuste, con la salida del 20% de la plantilla –2.592 empleados– y sin medidas traumáticas (prejubilaciones y bajas incentivadas). Hoy anunciarán los sindicatos que se ha cubierto el 100% de las salidas. Todo un récord. Y ya tiene el apoyo de los seis bancos de inversión que participarán en el proyecto Sunrise, y al equipo que lo dirigirá, incluido el presidente y el consejero delegado.
Un reciente informe de CaixaBank otorga a Popular un precio objetivo de 1,2 euros por acción (ligeramente por encima que el resto de analistas). Pero considera que sus pérdidas en 2016 serán de 2.400 millones de euros, y pone en duda la autorización de los reguladores a su banco malo, como la incorporación del 51% de la plataforma inmobiliaria Alisea, que negocia su compra, ya que “supondría una inversión significativa que requeriría capital adicional”.
A todo esto, Popular insiste: “nos mantendremos independientes”. Eso sí, el mercado y sus competidores tienen los ojos puestos en este banco. ¿Las razones? Muchas y variadas.