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Bancos centrales

Japón y México responden a la ofensiva de Trump

El Banco de Japón no llega a intervenir con compras de deuda pero logra rebajar las rentabilidades

Una bandera japonesa ondea en el Banco de Japón (BOJ), en Tokio (Japón).
Una bandera japonesa ondea en el Banco de Japón (BOJ), en Tokio (Japón). EFE

El próximo inquilino de la Casa Blanca ha provocado tal sacudida en el mercado de deuda y de divisas que, dos meses antes de su toma de posesión de la presidencia de EE UU, ya está obligando a los bancos centrales del mundo a reaccionar. Donald Trump ha prometido en su programa electoral un gasto en infraestructuras de un billón de dólares que, combinado con una fuerte rebaja de impuestos y medidas proteccionistas, asegura un impulso inmediato del crecimiento, acompañado de más inflación y, en consecuencia, de un alza de los tipos de interés previsiblemente más intensa de lo esperado hasta ahora. La respuesta en el mercado ha sido una virulenta caída en los precios de la renta fija –en paralelo a un fuerte alza de rentabilidades– junto a un fortalecimiento del dólar que afecta en especial a las divisas emergentes y, con mayor incidencia, al peso mexicano, principal víctima de los planes proteccionistas de Trump.

El nuevo escenario de los mercados tuvo una primera respuesta por parte del Banco de Japón, que salió a contener el repunte de rentabilidades de su deuda, y del Banco de México, que elevó en medio punto los tipos de interés en un intento de frenar la depreciación de su divisa. El Banco de Japón anunció la compra de bonos con vencimiento entre uno y cinco años a un precio fijo y sin límite de cuantía, después de que la victoria de Trump haya elevado la rentabilidad del conjunto de la deuda nipona y devuelto al terreno positivo el rendimiento del bono a 10 años. El banco central nipón dio un giro a su política a principios de septiembre cuando decidió otorgar prioridad al control de la curva de tipos, con el objetivo de mantener el interés del bono a diez años entorno al 0%. Pero la oleada desatada por Trump ha desbocado las rentabilidades y el cumplimiento del objetivo para el bono a diez años pasa por mantener bajo el interés de los plazos más cortos. Aun así, la institución ni siquiera llegó a materializar las compras masivas anunciadas puesto que no encontró inversores dispuestos a vender sus bonos, sabedores de que en el mercado pueden venderlos a un interés inferior –y precios más altos–. De hecho, el simple anuncio ya sirvió para rebajar las rentabilidades de la deuda nipona: el bono a diez años pasó del 0,018% al -0,016% y el de cinco años, del -0,048% al -0,106%.

La política de estímulos del Banco de Japón se beneficia en todo caso de la depreciación del yen frente al dólar –ha llegado a las 109,6 unidades por dólar– que ha impulsado Trump y que asegura la competitividad de las exportaciones niponas. La caída de la divisa se ha convertido en cambio en una pesadilla para el Banco Central de México, que este jueves subió los tipos del 4,75% al 5,25%, según esperaba el mercado, y que remontan desde el 3% de noviembre de 2015. El peso mexicano sufre un descenso en el año del 15% y se ha agravado desde la victoria de Trump –ha marcado mínimos hasta casi las 21 unidades por dólar–. Los planes del magnate amenazan con aranceles para los productos mexicanos y torpedear la base de la economía azteca.

Yellen confirma que seguirá al frente de la Fed

La presidenta de Reserva Federal, Janet Yellen, compareció ante el Congreso de EE UU. La responsable de la política monetaria reconoció que la escalada de los intereses de la deuda en el mercado, hacen inevitable una subida de tipos en la próxima reunión, prevista para el 14 de diciembre.Asimismo, Yellen aprovechó las dudas que existen sobre su futuro tras el triunfo de Trump y aseguró que seguirá al frente del banco central hasta enero de 2018, fecha en la que expira su mandato.

El BCE decide en diciembre si amplía los estímulos

Las palabras pronunciadas la semana pasada por Víctor Constâncio, vicepresidente delBCE, avisando del repunte de la inflación y la posibilidad de que a partir de abril la institución comenzara a reducir su programa de compra de activos –fijado en los 80.000 millones de euros al mes– empiezan a ponerse en duda después de conocerse las actas de la reunión celebrada el pasado 20 de octubre. El documento publicado ayer por la institución revela que “faltan señales de una convincente tendencia alcista” en la inflación subyacente.

En la pasada cita, el organismo encargado de la política monetaria de la zona euro, aplazó a diciembre la decisión sobre si ampliar o no el quantitative easing (QE) que concluye en marzo. El consejo de gobierno está comprometido en preservar la ayuda el tiempo que sea necesario para que el nivel de precios alcance el objetivo del 2%. Más allá de este fin, elBCE considera injustificado mantener los estímulos monetarios.

“Los cambios en los parámetros técnicos del programa de compra de deuda no se deberían separar de la valoración de las perspectivas para la inflación a medio plazo y las implicaciones que puede tener para una política monetaria adecuada”, señalan las actas de la institución.

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