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Tribuna
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El 'brexit' será largo y menos duro

Algunos especulan con unas elecciones anticipadas británicas

El Gobierno británico no podrá activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa y empezar las negociaciones para la salida de Reino Unido de la UE (brexit) sin el consentimiento del Parlamento británico. La Alta Corte británica (High Court) ha dictaminado que la soberanía británica recae también en su poder legislativo. Aunque la población británica, por 52% contra 48%, votó el pasado 23 de junio a favor del brexit, la Alta Corte ha dictado sentencia en el sentido de que el Parlamento tiene que jugar un papel. El juez de más rango de la Alta Corte, John Thomas, ha declarado que la “regla más fundamental de la Constitución británica es que el Parlamento es soberano”.

El Gobierno de la primera ministra Theresa May ha anunciado que recurrirá la sentencia ante el Tribunal Constitucional, que examinará el caso entre el 5 y 8 de diciembre. Se prevé que el Constitucional no revocará la sentencia de la Alta Corte. Por consiguiente, será necesario que la Cámara de los Comunes apruebe la puesta en marcha del artículo 50 por una mayoría de votos o que el Gobierno tenga que elaborar una ley a dicho efecto. May necesitará una mayoría de diputados de la Cámara de los Comunes a favor del brexit. Los partidarios del brexit rápido preferirían una votación en la Cámara de los Comunes. Pero deben esperar a la decisión del Tribunal Constitucional. Si la máxima instancia judicial británica obliga a elaborar una ley, el trámite de aprobación parlamentaria (que también incluye la Cámara de los Lores) hará imposible que empiecen las negociaciones a finales de marzo. La oposición laborista y los liberal demócratas se oponen al brexit, al igual que una parte del grupo parlamentario conservador.

Los que aún sueñan con una permanencia de Reino Unido en la UE (bremain) podrían albergar la esperanza de que una mayoría de los Comunes rechace el brexit. Pero en la práctica incluso los laboristas no quieren oponerse a la voluntad popular expresada en el referéndum. Por ello, May tendrá su mayoría para iniciar el brexit. Pero la barrera judicial y legislativa erigida por los tribunales frena sus planes y dará margen de maniobra a los laboristas para influir en el proceso.

El Gobierno escocés también reclama voz en la desconexión porque una mayoría de escoceses votó a favor del bremain, y Escocia quiere permanecer en la UE. Es prácticamente seguro que el inicio de las negociaciones que May anunció para marzo de 2017 se retrasará. Es mejor que así sea, porque así no coincidirá con elecciones generales en varios países miembros de la UE. En marzo se celebran elecciones generales en los Países Bajos. Entre abril y mayo los franceses, en dos vueltas, elegirán a su próximo presidente, y en junio acuden nuevamente a las urnas para las legislativas. Será más conveniente para todos que las negociaciones del brexit empiecen en junio, porque en septiembre es Alemania quien celebra elecciones generales.

La libra esterlina ha subido después de la sentencia, así como la cotización en Bolsa de las multinacionales con presencia en Reino Unido. La mitad de las exportaciones británicas tienen como destino la UE. Si Reino Unido abandonara el mercado único (brexit duro), perdería decenas de miles de empleos de empresas que deslocalizarían su producción. El sector financiero de la City ya prevé recortes de miles de empleos, y una salida dura asestaría un golpe severo a la plaza financiera londinense. La participación del Parlamento en el proceso asegura que los partidarios de una salida suave puedan influir. Un brexit duro significaría abandonar el mercado único y la aplicación de la legislación comunitaria, dejar de contribuir al presupuesto de la UE y restringir completamente la entrada de trabajadores de la UE a Reino Unido. Una salida suave conlleva algún mecanismo de pertenencia al mercado único, como hacen Noruega, Islandia y Lichtenstein mediante el Espacio Económico Europeo, y un compromiso sobre el movimiento de trabajadores.

Algunos especulan con unas elecciones anticipadas británicas. Los italianos pueden precipitar unas elecciones legislativas si rechazan en referéndum la reforma constitucional del primer ministro Renzi el 4 de diciembre. Europa necesita menos elecciones y referendos innecesarios y sí más integración económica y proyectos transeuropeos en energía, transporte e I+D+i.

Alexandre Muns Rubiol es Profesor de EAE Business School

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