Una solución práctica para Monte dei Paschi
La oferta del ministro de Industria es conveniente a nivel político, pero demasiado compleja
Monte dei Paschi di Siena (MPS) está buscando una solución tan política como práctica para su problema de deuda. El ex banquero y ministro de Industria Corrado Passera ha hecho una propuesta alternativa al plan de JP Morgan para rescatar al banco. El plan puede evitar un canje de deuda políticamente espinoso, pero obtendría menos fondos. En este caso, lo políticamente conveniente es enemigo de lo bueno.
Hasta ahora, el consejo de administración de MPS estaba valorando un plan diseñado por JP Morgan para inyectar 5.000 millones de euros mediante una ampliación de capital, y aliviar sus 28.000 millones de deuda mala mediante una titulización. Pero es posible que no se pueda ampliar tanto capital, y que MPS pudiera tener que hacer frente a parte de los 5.000 millones cambiando deuda subordinada por capital. Eso es políticamente complicado, ya que muchos tenedores de bonos son inversores minoristas.
La oferta de Passera podría ser más atractiva, incorporando inversores institucionales para afrontar el riesgo de que no se consiga capital en el mercado. Además, el plan de JPMorgan es bastante conservador, e implicaba realizar grandes provisiones y vender toda la deuda mala por adelantado, en lugar de utilizar el plazo de tres años fijado por el BCE.
La opción de Passera dejaría un banco más débil que con el plan de JP Morgan
La ventaja de la opción de Passera puede estar en que evita el canje de deuda. MPS recaudaría 5.000 millones mediante una combinación de nuevo capital y ganancias futuras. Eso parece liberar a los tenedores de bonos minoristas, pero dejaría un banco más débil, con una ratio de capital común Tier 1 en 2016 de poco menos del 10%, en lugar del 12% aproximado que implica el plan de JP Morgan.
Pero la conversión de todos los bonos subordinados del banco en patrimonio neto sería más limpia, y no sería necesariamente una mala inversión para sus dueños. En lugar de eso, el temor de los minoristas está dando lugar a esquemas cada vez más complejos que no dan un impulso realmente nuevo al banco. El plan más sencillo es probablemente el mejor.