Los animales también necesitan un abogado
El llamado derecho animal pugna con fuerza por abrirse paso en la ciencia y en la práctica jurídica y ocupar un lugar diferenciado en el mercado legal como una disciplina propia. En los últimos años la relevancia jurídica de los animales ha cambiado, al compás de una sociedad mucho más sensibilizada con ellos, saliendo de su condición de cosas muebles, sujetos a las reglas de la propiedad, para ser considerados “seres sintientes”. Para Marita Giménez-Candela, catedrática del Departamento de Derecho Público y de Ciencias Histórico-Jurídicas de la Universidad Autónoma de Barcelona (donde se imparte una asignatura específica sobre la materia desde 2009) y directora del Máster en Derecho Animal y Sociedad (Animal Law and Society), el derecho animal “va más allá de la consideración ética del respeto a los animales”, para convertirse en un área que alcanza “toda la condición jurídica de los animales y de sus intereses”.
El origen de esta joven disciplina jurídica, explica Giménez-Candela, puede situarse en el impulso dado a la misma por algunos juristas estadounidenses en los años ochenta del siglo XX, que desde la Universidad de Harvard promovieron el estudio de la disciplina y su traslado a la abogacía práctica, con su reconocimiento por la American Bar Association (ABA). El escenario legal de hoy es, cuando menos, diverso. Mientras el Código Civil español sigue considerando a los animales “cosas muebles semovientes”, el Código Civil de Cataluña dice que no tienen la consideración de cosas y están bajo la protección de las leyes, en línea con la tendencia del derecho comunitario.
En el marco del derecho comparado, recientes reformas legislativas en Francia y Colombia, y anteriormente en Austria, Alemania o Suiza, han elevado sustancialmente la protección jurídica de los animales, dotándoles de derechos hasta hace pocos lustros inexistentes. Todo ello ha abierto un nuevo campo de práctica jurídica para los profesionales del ramo. En España fue el Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) el primero en interesarse institucionalmente por la materia, creando en 2002 la Comisión de Protección de los Derechos de los Animales, pionera en todo el Estado.
"Existe legislación, pero hay un gran desconocimiento sobre cómo aplicarla”, dice Raquel López
Por su parte, Esther Palmés, diputada responsable de la citada comisión, hace hincapié en la constante participación de la misma en el impulso de la evolución del derecho animal, habiendo participado activamente en la prohibición de las corridas de toros en Cataluña y la regulación de los correbous, en la normativa del Parque Zoológico de Barcelona, la ley catalana de protección de los animales o en la reciente regulación del maltrato animal en el Código Penal de 2015, entre otras normas y reglamentos.
En este sentido, Esther Palmés destaca que esta rama del derecho “tiene un destacado interés entre la abogacía”, como lo demuestra la adscripción a la comisión de 120 colegiados y la gran asistencia a los cursos y actividades formativas y divulgativas que organiza la entidad, que además entrega un premio anual por la defensa de los derechos de los animales, y por la constatación de que “cada vez más despachos incorporan el derecho animal en la oferta de sus servicios jurídicos”.
Siguiendo el camino del ICAB, hoy otros muchos colegios de abogados, como los de Madrid, Valencia, Cádiz, Vizcaya o Tarragona, entre otros, ya tienen secciones o comisiones de trabajo que agrupan a los profesionales interesados en esta, todavía, novedosa área de práctica jurídica.
El bufete DeAnimals aboga porel reconocimiento delos animales como “seres sintientes”
¿A qué se dedican los abogados de animales? Coinciden los expertos en que es una materia de corte transversal que atraviesa casi todas las áreas de práctica jurídica, desde las acciones por responsabilidad civil a las responsabilidades penales derivadas del maltrato animal, sin olvidar los cada vez más numerosos pleitos por la custodia de las mascotas en caso de separación o divorcio, o los conflictos en comunidades de vecinos por la regulación de la tenencia de animales de compañía.
El director del Centro Legal para la Defensa de los Animales, Daniel Dorado, lleva más de una década ejerciendo la abogacía especializada en legislación animal. “Existe un creciente interés en el sector jurídico por el derecho animal”, explica el letrado, y “aunque siempre han existido conflictos jurídicos relacionados con los animales, lo que no había hasta hace pocos años eran abogados especializados”. Los asuntos más frecuentes que tratan en su despacho se relacionan “con el maltrato animal, con las mordeduras y con la custodia de las mascotas”, un tema sobre el que, dice el letrado, “ya existen varias sentencias”.
Echa en falta Dorado una regulación sobre temas como las indemnizaciones, “en los que la existencia de tablas estandarizadas, como las de los accidentes de tráfico”, ayudarían a mejorar la seguridad jurídica. También resalta el papel que los abogados deben jugar “apoyando a las asociaciones que defienden los derechos de los animales”.
Raquel López, letrada con más de diez años experiencia, es la fundadora del bufete especializado DeAnimals, establecido en Murcia en 2013 y desde el que aboga por que la legislación reconozca a los animales “como seres sintientes, tal como los reconoce el Tratado Fundacional de la Unión Europea (TFUE)”, y que precisan de una protección legal específica. “La regulación del derecho animal esta dispersa entre los diversos ordenamientos nacionales, autonómicos o municipales, pero existe”, detalla Raquel López. Los encargos que reciben en DeAnimals son, “en un 60% de índole penal”, siguiendo en volumen los relacionados con la custodia de las mascotas en procesos de divorcio o separación y los de responsabilidad civil derivada de daños provocados por los animales.
Entre sus clientes destacan principalmente “entidades dedicadas a la protección animal”, que necesitan, según la abogada, “asistencia jurídica especializada”. En DeAnimals han orientado una parte importante de su actividad a la formación, singularmente en ayuntamientos y cuerpos policiales, dado que, explica López, “no hay falta de legislación, sino un gran desconocimiento sobre cómo aplicarla”.
Otros caminos del derecho animal
La amplitud del derecho animal genera también espacios para despachos que ofrecen servicios jurídicos especializados relacionados con los animales, en perspectivas diferentes a la propia acción animalista.Así, el bufete Cortizo Abogados abrió en febrero de este año un departamento especializado en derecho ecuestre, dirigido por el abogado Waldo Esteban, experto en materia equina, como explica Víctor Cortizo, socio fundador del despacho. Desde esta área se prestan servicios de asesoramiento en la compraventa de equinos, aseguramiento y orientación a profesionales del sector como jinetes, criadores o centros hípicos.
Esta especialización en derecho ecuestre ha logrado que, según informa el despacho, Lloyd’s, una de las principales aseguradoras a nivel mundial les haya confiado su representación, como acusación particular en un procedimiento por los presuntos delitos de estafa y maltrato animal, en una trama en la que podrían haber sacrificado a al menos 22 caballos para lucrarse con la muerte de los mismos y que se ventila en un juzgado de Córdoba.
Por su parte, el bufete Cremades & Calvo Sotelo se encarga de la representación legal de la Fundación Toro de Lidia, una entidad sin ánimo de lucro destinada a la promoción y la defensa jurídica de la tauromaquia. Este despacho ha elaborado un documento, denominado Actuaciones jurídicas para la protección de la tauromaquia, en el que definen una docena de actuaciones legales administrativas y legales para la defensa de la actividad taurina.