Fondos ‘long-short’: una alternativa a la renta fija
Una combinación de fondos que tengan apuestas alcistas y bajistas puede ser una buena opción
Los bancos centrales parecen entregados, mediante políticas de expansión cuantitativa, a la tarea de inyectar liquidez y bajar las primas de riesgo de todos los activos con el objetivo de que las economías no caigan en deflación. Los efectos colaterales que estas políticas generan en el comportamiento de los ahorradores y los inversores tradicionales se verán en los próximos años, pero como asesores financieros debemos orientar a nuestros clientes para que, dentro de su capacidad de tolerancia al riesgo, alcancen unos objetivos financieros basados en escenarios realistas.
En este entorno de tipos cero en casi todo el mundo desarrollado para plazos que, en algunos casos, superan la duración de un ciclo económico tradicional, se hace difícil encontrar alternativas de inversión para un inversor conservador. La cosa se complica más cuando el cliente es, no ya un inversor conservador, sino un ahorrador, alguien no acostumbrado a sufrir vaivenes en sus ahorros.
Podemos intentar trabajar sobre tres variables: plazo, liquidez y volatilidad. En mi opinión, lo más importante es tener un horizonte de inversión de muy largo plazo, ya que así se podría invertir en renta variable un porcentaje significativo y obtener los mejores resultados. El problema de esta alternativa es que, aun siendo la mejor, es la más difícil para el inversor conservador ya que suele suceder que el horizonte de inversión de 20 años se convierte en una semana en el momento en que los mercados corrigen un poco, es el problema de la volatilidad para quien la ve como riesgo.
Otra opción sería renunciar a la liquidez, con inversiones como puedan ser las inmobiliarias. Es una alternativa razonable para una parte de la cartera si se invierte en activos generadores de rentas. Es un activo con el que el inversor español se encuentra cómodo tradicionalmente, si bien esa sensación de confort probablemente se deba a que no hay un mercado donde le estén diciendo todos los días lo que vale su inmueble; es decir la iliquidez del activo hace que no tenga volatilidad y por tanto el inversor no sea tan consciente de las variaciones del precio como lo puede ser con la Bolsa.
Entonces, ¿podemos llevar a cabo inversiones líquidas, pero con una volatilidad controlada? Nosotros pensamos que es posible mediante la inclusión en cartera de fondos cuyos gestores sigan la estrategia long short equity. En primer lugar porque al realizar sus inversiones en renta variable no deberíamos tener problemas de liquidez y en segundo lugar porque al incluir posiciones cortas, se mitiga el riesgo de mercado y la volatilidad en los momentos de caídas indiscriminadas.
Este tipo de fondos se caracteriza porque toman posiciones largas (o compradoras) en acciones que piensan, por el motivo que sea (fundamental, cuantitativo), lo van a hacer bien por sí mismas o en relación a otras acciones, donde tomarán posiciones cortas (apuestas bajistas). En función de la exposición de tomada con posiciones largas y cortas tenemos dos medidas a vigilar: la exposición bruta, que es la suma de la exposición larga y la exposición corta; y la exposición neta, que es la exposición larga menos la exposición corta.
Por ejemplo, un fondo que tenga el 100% de su patrimonio comprado en acciones y el 75% vendido, tendrá una exposición neta a mercado del 25%, lo que estaría dentro de un rango de exposición típico del inversor conservador. Sin embargo su exposición bruta es del 175%, y es que en el caso de que sus posiciones compradas bajasen de precio y las vendidas subiesen (es decir, si todo va mal), ese 175% sería la cifra que nos explicaría mejor la variación en el valor liquidativo del fondo.
Como con esta gestión pasamos de tener un riesgo de mercado a tener un riesgo gestor, lo más recomendable es diversificar entre un número de gestores amplio, ya que todos los años va a haber uno o dos que lo hagan mal, pero lo importante es que mediante una buena combinación de estos fondos podemos obtener una cartera con un perfil de volatilidad similar a la de los bonos a medio plazo y unas caídas continuadas de intensidad muy parecida, por lo que los consideramos una alternativa muy razonable a la renta fija en este contexto.
Como siempre, y en este caso especialmente, pregunte a su asesor sobre cómo incluir este tipo de fondos en su cartera.