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El desafío de cuadrar las cuentas públicas

El repunte del gasto sanitario ahoga a tres autonomías

Deuda sanitaria de las autonomías
Alejandro Meraviglia

Los fondos que reciben las autonomías a través del Estado les ha permitido reducir en un 21,2% la deuda comercial y en el mismo porcentaje la deuda sanitaria (aquella con laboratorios farmacéuticos y empresas de tecnología sanitaria). Esos datos esconden profundas diferencias entre comunidades. La gran mayoría ha destinado parte de esos recursos para enjugar su abultada deuda sanitaria, pero otra parte importante no.

El pasivo sanitario de Castilla y León se ha multiplicado por seis en doce meses

Buena prueba de ello es Cataluña, que ha pasado de un pasivo de 1.680 millones en junio de 2015 a 695 millones doce meses después (985 millones menos), provocando que la comunidad más morosa sea la Comunidad Valenciana, con 1.049 millones. Igualmente reseñable es el esfuerzo de Andalucía, que ha rebajado en 262 millones su pasivo o el de Extremadura, una de las comunidades sancionadas por Hacienda al no pagar a sus proveedores, que ha pasado de 235 a 35 millones (200 millones menos). Las tres están adheridas al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y todo ese dinero recibido se convierte en deuda. Las últimas cifras del Banco de España revelan que el endeudamiento de esas autonomías roza o está en máximos históricos (35,1% del PIB para Cataluña, 21,6% en Andalucía o 20,7% en Extremadura).También ha bajado al mitad el pasivo en Aragón, mientras que la deuda pública ha tocado techo hasta el 20,7% del PIB.

El FLA le ha permitido a Cataluña pagar 985 millones a proveedores en doce meses

En el otro lado aparece un grupo de tres autonomías (Comunidad Valenciana, Castilla y León y Baleares) en el que el gasto sanitario está ahogando las finanzas regionales. El caso más llamativo es el de Castilla y León, en la que la deuda sanitaria se ha multiplicado por seis y supone el 85% del total de la deuda comercial. Fuentes del Ejecutivo regional achacan ese incremento a la situación generada a partir de 2015 por el incremento del IVA que grava los productos sanitarios (del 10% al 21%), del impacto de los medicamentos para tratar la hepatitis C o del aumento del gasto en farmacia de los hospitales. Esos mismos argumentos pueden ser esgrimidos por el resto de autonomías que más deuda tienen con los laboratorios y las empresas de tecnología sanitaria, aunque solo la presidida por el popular Juan Vicente Herrera cuenta con un as debajo de la manga. Castilla y León ha sido la única que no ha tenido en cuenta el nuevo límite de déficit pactado con Hacienda (0,7%) y ha optado por gastar como si la meta siguiera siendo el 0,3%. Esas cuatro décimas del PIB equivalen a 216 millones, que le proporciona un colchón para enjugar la mitad de la deuda sanitaria.

Baleares y la Comunidad Valenciana son las otras regiones que peor se han comportado. La comunidad presidida por Francina Armengol es la que tiene la ratio más elevada de deuda sanitaria sobre el conjunto del pasivo a proveedores, con un 87,25% del total. Por su parte, la autonomía presidida por Ximo Puig acumula el 18,6% de toda la deuda comercial en España y el 21,1% del pasivo sanitario.

El reverso de reducir el pasivo con proveedores

El reverso de la reducción de la deuda comercial es el incremento de la deuda no financiera. El Estado se ha convertido en el principal acreedor de las comunidades autónomas a través de los distintos mecanismos de financiación (el 50% del pasivo regional) y ese porcentaje seguirá subiendo. El Banco de España hace públicos hoy por la mañana las cifras de deuda pública, correspondientes al segundo trimestre de 2016, en las que el pasivo autonómico volverá a crecer, como lo hace siempre. En la serie histórica, iniciada en 1995, el endeudamiento de las autonomías no ha bajado nunca, aunque su crecimiento ha sido especialmente importante desde el estallido de la crisis.

En 2007 cerró en 61.096 millones y el último dato del primer trimestre de 2016 supera los 264.000, lo que muestra que se ha multiplicado por cuatro en ese período. Las tres comunidades más endeudadas, en términos absolutos, son Cataluña (72.278 millones), Comunidad Valenciana (41.935 millones) y Andalucía (31.848 millones). Entre las tres suman el 55% del endeudamiento autonómico. Las posiciones varían si el análisis se realiza en función del peso del pasivo sobre el PIB autonómico. En este caso, la primera es la Comunidad Valenciana, con un 41%, seguida por Cataluña (35,1%) y Baleares (30,4%). Por encima de la media también figura Murcia, con un 27,9% del PIB. Esta es la autonomía en la que se ha producido un incremento más importante, al pasar de tener en 2007 una deuda equivalente al 2,3% del PIB a tener en 2016 otra que la multiplica por doce. En términos absolutos supone que ha pasado de un pasivo de 648 millones de euros a otros de 7.807 millones, por encima de Aragón o Extremadura.

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