Cooperativas y rurales tienen este mes para atar el último convenio financiero
Los negociadores, en conflicto por sueldos y horario, se verán el lunes Los sindicatos achacan la falta de pacto al desencuentro entre las dos patronales
A la insólita complejidad de la etapa que atraviesa en los últimos años el sector financiero español, en la que al impacto de la crisis internacional y al estallido de la burbuja inmobiliaria patria le han seguido la reestructuración del sistema financiero y una inusitada debilidad del negocio bancario, hay que sumarle que esta última y convulsa época de transformación y ajustes se ha acometido sobre los cimientos de unos marcos laborales caducados.
Los distintos convenios colectivos del sector financiero vencieron con el fin de 2014 y ha costado más de año y medio desbloquear la firma de nuevos acuerdos. De hecho, tras los dilatados pactos conseguidos en bancos primero y cajas después, aún queda pendiente lograr el consenso en el nuevo convenio colectivo del segmento de cooperativas y cajas rurales. Y, una vez más, el reloj de arena se agota.
En cifras:
18.500
empleados están sujetos al convenio de las cajas rurales y cooperativas de crédito.
4.600
sucursales suma este segmento del sector financiero en España.
2
patronales representan a las entidades.
En concreto, y solo gracias a la prórroga aprobada por las partes, el marco laboral previsto inicialmente para los años 2011 a 2014 ha sido prolongado provisionalmente hasta el próximo 30 de septiembre. Patronales y sindicatos tienen por tanto un mes a partir de hoy para lograr atar un nuevo acuerdo. Tras parar en verano, las negociaciones formales se retomarán el lunes. El convenio del ramo afecta a unos 18.500 trabajadores de los cerca de 200.000 que emplea el conjunto del sector financiero.
Como ya ocurriera también en los convenios de bancos y cajas, los frentes de batalla en la discusión sobre el nuevo convenio colectivo de cajas rurales y cooperativas de crédito han girado en torno a temas mollares como son los horarios, que las patronales buscan ampliar, o los sueldos, que esperan contener. Durante la negociación se sugirió que una posible salida era inspirarse en el nuevo convenio de bancos que combinaba alzas salariales con la introducción de nuevas escalas salariales por la parte baja.
Paradójicamente, aunque el pulso que parecía más enconado era el que rodeaba la negociación de las cajas de ahorro, el convenio de cajas rurales y cooperativas de crédito, que todos esperaban atar mucho antes, está siendo el más complicado de consensuar.
Más allá de lo inamovible de las posturas de cada parte, desde los sindicatos del ramo achacan el bloqueo al desencuentro que viven las dos patronales del ramo. Al contrario que en el caso de los bancos, donde el interlocutor único es la patronal AEB (Asociación Española de Banca), o el de las cajas, donde la voz de las entidades la toma Acarl (Asociación de Cajas de Ahorros en Relaciones Laborales), en el caso de las cooperativas de crédito y las cajas rurales hay dos patronales diferentes.
Una es la histórica Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (Unacc), constituida en 1970, pero de la que terminó escindiéndose Cajamar que, junto a las otras 18 rurales a las que engloba, se afilió a la AEB a la vez que constituyó una segunda patronal a finales de 2014 para encarar precisamente la negociación de este nuevo convenio que sigue por firmar. Su nombre es Asemec.
La primera asociación engloba a más de 12.340 empleados y unas 3.350 sucursales mientras que la plataforma de Cajamar comprende unas 1.240 oficinas y algo más de 6.100 trabajadores. La rivalidad entre ambas agrupaciones ha sido patente desde que la caja almeriense abandonara Unacc a finales de 2014 después de pelear por ganar voz dentro de la asociación.
Está por ver el efecto que tendrá la reciente salida de Juan de la Cruz Cárdenas de la presidencia de Cajamar, al que ha sustituido en el cargo Eduardo Baamonde, en una llamada a recuperar la unidad de las cajas rurales, eso sí, bajo el liderazgo de Cajamar.