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El Foco
Tribuna
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Juego de la gallina

Rajoy es consciente de que si Núñez Feijóo sigue en Galicia, nadie de su partido le pedirá dar un paso atrás

Thinkstock
José Carlos Díez

Todos recordamos la escena de Rebelde sin Causa donde James Dean compite con otro joven con sus coches a toda velocidad al borde de un precipicio para ver quién salta más tarde del vehículo. Es la versión más famosa del denominado juego de la gallina.

Ayer en el Congreso de los diputados asistimos a una escena similar. Mariano Rajoy, que gobernó España desde el plasma, bloqueando con su mayoría absoluta decenas de comparecencias pedidas por la oposición, aún no es consciente que ha perdido tres millones de votos y 49 escaños.

Adolfo Suárez, con 165 escaños, saltó del coche para evitar que España fuera al precipicio y consiguió el consenso constitucional y el mayor periodo de paz y prosperidad de la historia de España. Felipe González, tras 11 años de mayoría absoluta, en 1993, consiguió formar Gobierno con 159 escaños. José María Aznar habló catalán en la intimidad en 1996 para formar Gobierno con 156 escaños. Y José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que conseguir apoyos en 2004 y 2008 con 164 y 169 escaños, respectivamente.

Rajoy con 137 escaños, el Gobierno más débil de nuestra democracia, se ha presentado en el Congreso repitiendo el discurso de la pasada legislatura como si aún tuviera mayoría absoluta. Ha ninguneado a Ciudadanos que le ha dado un sí solo a la investidura y que caduca el próximo viernes. Y ha faltado al respeto a los 5,4 millones de españoles que votaron al PSOE y a los 5 millones que lo hicieron a Podemos. Muchos de ellos en paro, que han sufrido sus recortes, la precarización o la congelación de los pensiones mínimas, reduciendo aún más la ya de por sí baja probabilidad de abstención de los socialistas.

Rajoy ha vuelto a decir que se encontró una España en ruinas y que su prioridad siempre ha sido el empleo. La mayoría de indicadores económicos son peores que en 2011. Especialmente la masa total de salarios cobrados por los trabajadores que ha disminuido 20.000 millones de euros desde que llegó la Moncloa. El Instituto Nacional de Estadística (INE) estima que el empleo a tiempo completo equivalente elimina el efecto desdoblamiento del empleo a tiempo parcial y hay 500.000 españoles menos trabajando que en 2011.

"El popular se ha presentado repitiendo el discurso de la pasada legislatura como si tuviera mayoría absoluta"

Rajoy volvió a ocultar que la causa de la crisis fue la burbuja inmobiliaria que se formó cuando Aznar y él gobernaban. En 1996, a un español le costaba 3,5 veces su salario anual comprar una vivienda. En 2004, cuando Aznar dejó la Moncloa era siete veces. Zapatero cambió la ley del suelo para frenar la especulación, triplicó el gasto en I+D+i, aprobó el Plan Avanza para adaptarnos a la revolución digital, cambiar el modelo de crecimiento y reducir la dependencia del ladrillo.

Zapatero fue el primer presidente de la democracia en tener superávit fiscal que mantuvo los cuatro años de su primera legislatura, bajó la deuda pública neta al mínimo histórico del 22% y dejó las cuentas de la Seguridad Social equilibradas y 66.000 millones en la hucha de las pensiones. Pero Zapatero no pudo evitar que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria coincidiera con la quiebra de Lehman Brothers y la peor crisis económico global en los últimos ochenta años. Rajoy tuvo la desfachatez de acusar a Zapatero de ser el culpable de la crisis, lo cual es un insulto a la inteligencia a los 85 diputados que representan a los 5,4 millones de españoles que votaron al PSOE.

Rajoy prefirió dar un mitin de campaña electoral. Hay elecciones en Galicia donde el PP tiene la mayor base de militantes que son su principal apoyo orgánico. Rajoy es consciente de que si Alberto Núñez Feijóo sigue gobernando Galicia, nadie dentro de su partido osará ni plantearse pedirle que de un paso atrás para acabar con el juego de la gallina que forzaría a los españoles a votar por tercera vez en un año.

Ayer, en sede parlamentaria, Rajoy dijo que ha asumido compromisos de déficit con Bruselas que había negado, y no se dignó a decirnos cuáles son. En el presupuesto, aprobado el pasado verano y que Rajoy vendió ayer como una bendición, nos dijo que el déficit cerraría en 2016 en el 2,8% del PIB. Bruselas estima que el déficit será del 4,6%, una desviación de casi 20.000 millones, el doble que en 2015, la mayor parte en el sistema de pensiones, cuyo agujero sigue aumentando en 2016.

"Solo un político nuevo e inexperto como Albert Rivera puede firmar un acuerdo trampa que el PP incumplirá"

Eso supone un recorte del déficit de 15.000 millones para el próximo año y otros 10.000 millones de recorte en 2018 para cumplir con el objetivo de Bruselas del 2,2%. Como ha dicho el propio Rajoy, otro incumplimiento llevará aparejado fuertes sanciones, pueden llegar a 5.000 millones, y la congelación de los fondos estructurales y de cohesión. Solo un político nuevo e inexperto como Albert Rivera puede firmar un acuerdo trampa que Rajoy incumpliría apelando al cumplimiento del compromiso con Bruselas.

Pedro Sánchez, desde febrero, está pendiente de un congreso federal en su partido, sin un liderazgo consolidado y ante esta actitud de Rajoy solo puede votar no. La realidad siempre supera a la ficción y este juego de la gallina afecta a 46 millones de españoles, varios millones desempleados y en riesgo de pobreza que no nos merecemos este espectáculo tan bochornoso.

España necesita liderazgo para volver a la senda de gobernabilidad y ni está ni se le espera. En algún momento el BCE dejará de comprarnos la deuda pública, subirá los tipos de interés y seremos conscientes que en una crisis el tiempo es la variable más escasa.

José Carlos Díez es profesor de economía de la Universidad de Alcalá.

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