El momento Henry Ford de México
Una mejora de la economía mexicana ya ha ayudado a reducir la inmigración más que el muro que Donald Trump quiere construir.
Donald Trump parece estar suavizando su postura sobre la inmigración. Puede que sea demasiado pedir, sin embargo, que el candidato republicano a la presidencia estadounidense que se dé cuenta de que la línea más dura que ha trazado –en la frontera entre Estados Unidos y México– es la que debe suavizar.
Aunque Trump se ha comprometido a construir un muro entre los dos países y etiquetado a sus vecinos como una nación de cazadores furtivos de puestos de trabajo, la realidad es mucho menos simple. En primer lugar, la automatización afecta al empleo estadounidense más que al de México. Además, el auge manufacturero mexicano está frenando la emigración y permitiendo a una clase media en expansión comprar más bienes de consumo y automóviles.
Las oportunidades económicas en México han creado un muro metafórico más útil que el físico que ha propuesto Trump. Entre 2009 y 2014, un millón de mexicanos regresaron a casa desde Estados Unidos, según el Pew Research Center. Una aplicación más estricta de las normas sobre inmigración y una ralentizada economía estadounidense contribuyeron al nuevo patrón de migración.
El resultado se hace eco del descubrimiento de Henry Ford hace un siglo de que doblar los salarios de sus empleados significaba que podían permitirse su Modelo T para la clase media. La clase media de México ha pasado de un 17% de la población en 2001 al 26%. Compraron bienes estadounidenses por valor de 280 millones de dólares el año pasado.
Cabe destacar que los salarios comparativamente bajos de México también ayudan a competir mejor con China, y por lo tanto a mantener puestos de trabajo en Estados Unidos. Eso sugiere que la economía está logrando más de lo que conseguiría un muro.