Comprarse un reloj suizo ya no está (tan) de moda
El mercado acumula 12 meses de caídas en la exportación, cuyo valor retrocede un 11% en 2016. Hong Kong, el mayor mercado, compra un 43% menos que hace dos años.
Un reloj fabricado en Suiza es sinónimo de calidad. De construcción artesana y de cuidado por el más mínimo detalle, tanto en su mecánica como en su aspecto exterior. Tener uno siempre ha sido una cuestión aspiracional, la de tener un reloj para toda la vida. O, al menos, hasta ahora.
La relojería suiza avanza en este 2016 hacia un segundo año de caídas en las exportaciones, la medida de referencia para observar la evolución de sus creaciones más preciadas:los relojes de pulsera. Si el ejercicio pasado se registró el primer descenso desde 2009, en este la industria confirma la mala tendencia que se inició hace justo un año. Fue en verano de 2015 cuando comenzó una deriva de continuos retrocesos que han llegado hasta julio de este año. Y las expectativas no son, precisamente, de mejora.
Según los datos de la Federación de la Industria Relojera Suiza, en los primeros siete meses de este año se han exportado 11,9 millones de relojes de pulsera, una reducción de más de 1,5 millones respecto al mismo periodo del año pasado, o un 11% menos. El valor de estas ventas alcanzó los 8.876 millones de francos suizos, 8.100 millones de euros al cambio actual. Esto deja un precio medio de exportación por reloj de 675 euros, cuando a cierre de 2015 este era de 715 euros. Entonces, la industria relojera generó exportaciones por valor de 18.600 millones de euros, lo que ya significó una caída del 3,6%respecto al año 2014.
Los ‘smartwatches’tampoco se consolidan
Cualquier análisis sobre el futuro de la relojería suiza tradicional pasa, inevitablemente, por hablar de los relojes inteligentes. Estos se han identificado como la mayor competencia para los relojes clásicos, sobre todo de cara a las generaciones futuras, más acostumbradas a manejarse, casi exclusivamente, con dispositivos electrónicos.
Según los cálculos de la consultora especializada IDC, el mercado de los relojes inteligentes llegará en el año 2019 a las 200 millones de unidades en todo el mundo.Sin embargo, los datos correspondientes al segundo trimestre de este año, proporcionados por esa misma fuente, hablan de una caída de ventas del 32%, debido, en su mayor parte, a una caída del 55% del Apple Watch, que abarca el 72% de este mercado. La siguiente es Samsung, con el 7%.
Uno de los principales motivos que han llevado a esta tradicional y exclusiva industrias a pelear contra los números negativos tiene que ver con Asia, y en concreto, con Hong Kong. La ciudad más cara del mundo ha sido, desde 2008, el principal comprador, sin discusión, de este tipo de productos. Solo en 2010, sus importaciones representaron el 25% de todo lo que las relojeras suizas vendieron al extranjero durante ese año. Sin embargo, durante el pasado mes de julio, EE UU se convirtió en el primer importador, después de que Hong Kong registrara una caída del 32% en el valor de las adquisiciones.
Si el análisis se extiende desde enero, el descenso queda en un 27% en comparación con el mismo periodo de 2015, y un 43% menos con el de 2014. Las dudas que se cernieron sobre la economía china a mediados del año pasado han afectado a la ciudad, aunque todos los grandes mercados relojeros han reducido la demanda:un 10% en EEUU, un 9% en Italia, un 13,5% en China, o un 9,3% en España, el 12º país que más relojes suizos importa. En julio, solo Italia y el Reino Unido registraron avances en las importaciones.
- Consecuencias
La situación tiene repercusiones para los principales fabricantes. El valor de las ventas del grupo Swatch ha retrocedido un 12% en el primer semestre. El resultado operativo de la división relojera del grupo Richemont, con marcas como Cartier o Jaeger-LeCoultre, cayó un 29% en el último ejercicio, y el de los relojes de LVMH durante el primer semestre, con enseñas como Tag Heuer y Hublot, se mantuvo plano respecto al de 2015.
El grupo Swatch espera que la situación se reconduzca en la segunda mitad del año, sobre todo en mercados que identifica con una mejor tendencia. Entre ellos, Gran Bretaña, Italia o España. Pero sus relojes, y los de sus rivales, están perdiendo el brillo de antaño.