Los grandes accionistas de Sabadell y Popular piden más rentabilidad
Los inversores latinoamericanos comienzan a presionar a los dos bancos para que impulsen el ROE lo antes posible
Los inversores latinoamericanos de Sabadell y Popular han comenzado a presionar a los gestores de ambas entidades para que mejoren su rentabilidad. Desde que entraron en el capital de estos bancos en 2013 solo acumulan minusvalías. Fuentes financieras apuntan a que la presión de los inversores abrirá la veda de las fusiones en cuanto se forme y asiente el nuevo Gobierno.
Los grandes accionistas latinoamericanos de Banco Sabadell y Banco Popular han comenzado a impacientarse. Consideran que su inversión en estas dos entidades financieras no están obteniendo las rentabilidades previstas inicialmente, y, según los datos del primer semestre del año y de las estimaciones para los próximos trimestres, las perspectivas no son más halagüeñas.
La desconfianza que ha mostrado el mercado sobre el sector bancario tras los test de estrés ha agravado el malestar, según señalan fuentes financieras. Los resultados obtenidos por la banca en estas pruebas de resistencia no han convencido a los inversores en general. La mejor prueba de ello es el comportamiento del sector en las sesiones siguientes a su publicación.
Los dos principales accionistas de Banco Sabadell, el colombiano Jaime Gilinski, como el mexicano David Martínez, mantienen su apuesta por el sector financiero español. Pero mientras que hace alrededor de tres meses iban adaptándose a las rentabilidades presentadas por la entidad a la espera de tiempos mejores, ahora han comenzado a presionar para que tome medidas que impulsen su ROE (rentabilidad sobre recursos propios). En el primer semestre de este año su ROE era del 6,5% y su beneficio de 425,3 millones de euros, el 20,7% más. Pero el consejero delegado de la entidad, Jaume Guardiola, reconoció en la rueda de prensa de resultados que Sabadell no iba a lograr cerrar el año con los objetivos fijados en su plan estratégico, que establece un beneficio de 1.000 millones.
Este resultado estaría ligeramente por debajo de los 800 millones. Ese día, el pasado 22 de julio, sus acciones se hundieron un 7,47%.
El banco que preside Josep Oliu ha comenzado ya a diseñar su nuevo plan estratégico para los próximos tres años, aunque no lo presentará hasta febrero del próximo ejercicio. En él no se descarta un plan de saneamiento y otras medidas que ayuden a mejorar la eficiencia y la rentabilidad. Fuentes financieras aseguran que incluso estos inversores están dispuestos a que el banco estudie oportunidades de fusión en España para impulsar su rentabilidad. Gilinski como Martínez, junto con Oliu, de hecho, aceptaron sentarse en septiembre del pasado año con el principal accionista de Popular, la familia también mexicana Del Valle, para hablar de una posible unión, pero tras hacer algunos números a Sabadell no le salieron las cuentas y en marzo dieron por concluidos los contactos aún informales.
Gilinski y Martínez entraron en Banco Sabadell en septiembre de 2013 y entre ambos superaron el 10% del capital. Ahora, Martínez, que se sienta en el consejo de administración, tiene un 3,1% del capital, y Gilinski suma alrededor del 5%, aunque llegó a controlar el 7,5%. Ambos inversores entraron tras una ampliación de capital de la entidad a 1,64 euros por título. El viernes la acción de Sabadell cerró a 1,16 euros.
Las mismas fuentes financieras apuntan a que tras el castigo del mercado a la banca por su baja rentabilidad comprobada tras los test de estrés, unido a un débil negocio y a unos muy bajos tipos de interés que siguen presionando a los márgenes, impulsarán, ahora sí, nuevos procesos de fusiones. Aunque antes se tendrá que formar y asentarse el Gobierno. Razón por lo que estos procesos de fusión no se llevarán a cabo hasta el año que viene. Estas fuentes no descartan que los inversores latinoamericanos pidan que el banco analice nuevos procesos.
El principal accionista de Popular, la familia mexicana de origen asturiano Del Valle, ya ha expresado en el consejo su disconformidad con la rentabilidad del banco, según explican varias fuentes. La entidad que preside Ángel Ron ha puesto en marcha un draconiano plan de negocio para lograr volver a la rentabilidad que ahora es negativa, si se tiene en cuenta que este año tendrá unas pérdidas de unos 2.000 millones de euros tras realizar unos saneamientos de 2.500 millones.
Del Valle entró en el capital de Popular hace dos años y medio. Invirtió unos 450 millones de euros, acudió a la ampliación de capital de mayo pasado para mantener su participación, “y lo que acumula son unas minusvalías superiores a los 300 millones”, subraya una destacada fuente financiera. Del Valle, con el 4% del capital de Popular tras la ampliación, fue el inversor que llamó a la puerta de Sabadell y contactó con su presidente, Josep Oliu, para hablar de una posible fusión entre ambas instituciones. Por ello, “tampoco es extraño que explore otras posibles fusiones”, añade la misma fuente. Mientras, la cúpula de Popular, que estrena consejero delegado, Pedro Larena, intenta mantener la independencia del banco y ejecutar su plan de negocio hasta 2018 para recuperar la rentabilidad perdida.