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Juegos Olímpicos

Fran Garrigós, el ‘chico maravilla’ del judo español

A sus 21 años, es el miembro más la expedición olímpica de 'judokas' Acude a Río 2016 con tanta humildad como ambición

Fran Garrigós, que competirá en Río, junto a su maestro y seleccionador nacional del equipo olímpico de Judo, Quino Ruiz.
Fran Garrigós, que competirá en Río, junto a su maestro y seleccionador nacional del equipo olímpico de Judo, Quino Ruiz.Manuel Casamayón
Manuel G. Pascual

Nada más levantarse sale a correr una horita. Después de desayunar, sesión de físico en el gimnasio, donde pasa unas dos horas. Y por la tarde, a entrenar en el tatami, en sesiones de por lo menos otras dos horas. Esta es la rutina de Fran Garrigós (Móstoles, 1994) para las semanas previas a su participación en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016. Un programa light, diseñado para no fatigarse y pulir pequeños detalles; busca ganar explosión y velocidad, virtudes claves en el judo.

A sus 21 años, Pinchito (así le llaman en su club) es el más joven de los cinco representantes del judo nacional en Brasil. También fue el primero de ellos en clasificarse para los juegos. Ya sabe lo que es ganar un campeonato junior del Mundo y otro de Europa en su categoría (menos de 60 kg). Solo desde 2014 acumula más de una decena de medallas en distintas competiciones. Un palmarés envidiable para alguien a quién, si le respetan las lesiones, le queda al menos una década de judo al más alto nivel.

“Estos días bajamos la intensidad. Hacemos menos combates pero mucho más explosivos”, explica Garrigós antes de saltar al tatami del Judo Club Brunete, en el polideportivo José Ramón de la Morena de la citada localidad madrileña. “También trabajamos técnica, buscando con el compañero situaciones incómodas y viendo cómo solucionarlas”, explica con sobriedad.

Las claves.‘’Ippon’. El ippon, o punto completo, se consigue de tres formas: con una proyección perfecta, en la que el contrario caiga dando con toda la espalda en el suelo; inmobilizando al rival durante más de 25 segundos; o consiguiendo que este abandone. Eso sucede al ser luxado en un brazo o al ser estrangulado.

Afición. El judo es el cuarto deporte de España con más fichas federativas (supera las 100.000), solo por detrás de fútbol, baloncesto y golf.

Historia. Judo significa “camino de la suavidad o de la flexibilidad” en japonés. Es deporte olímpico desde 1964. España acumula hasta ahora cinco medallas y seis diplomas, ocupando la posición número 13 en el medallero.

Llega con paso relajado al entrenamiento de la tarde. Viendo la tranquilidad con la que se mueve, cualquiera diría que este joven puede alzarse mañana con una medalla olímpica. La cosa cambia en cuanto se enfunda el kimono y se ajusta el cinturón. Cuesta seguir sus movimientos en cuanto agarra a un compañero, haciendo gala de un tremendo despliegue de energía. Y cuando parece que se le apagan las pilas, se saca de la manga un último esfuerzo para ejecutar una técnica más explosiva que la anterior.

Nada queda al azar antes de participar en la competición soñada por cualquier judoka. Garrigós cuenta con el apoyo de un nutricionista, un preparador físico y hasta un psicólogo. Aunque quien de verdad rige su carrera es su maestro, Joaquín Ruiz, más conocido como Quino. “Me impresiona la capacidad que tiene Fran para entrenar. Por más que le ponga en situaciones límite y le pique, siempre responde, y con una sonrisa”, explica quien ha sido su sensei desde 2010. Ruiz sabe muy bien lo que es competir en unas olimpiadas: lo hizo tres veces como deportista (Los Ángeles ‘84, Seúl ‘88 y Barcelona ‘92) y, desde Atenas 2004, como seleccionador del equipo olímpico español. “Sé lo que piensa antes de que me lo diga, y eso siempre viene bien. Aunque él tiene una gran capacidad de concentración”, asegura.

Ruiz será quien guíe en Brasil a los compañeros de aventura de Garrigós: la salmantina María Bernabéu (-70 kg), la cordobesa Julia Figueroa (-48 kg), la valenciana Laura Gómez (-52 kg) y el vitoriano Sugoi Uriarte (-66 kg). Los tres últimos entrenan juntos en Valencia Club de Judo y dos de ellos, Gómez y Uriarte, son el segundo matrimonio español que compite en unos mismos juegos olímpicos. Como curiosidad, el primero también tuvo como protagonistas a dos judokas: Carlos Sotillo y Begoña Gómez, que participaron en Barcelona ‘92.

Garrigós no se arruga. “Me veo muy bien, con muchas ganas. He entrenado duro en las últimas semanas”. ¿Algún rival al que quiera evitar? “La verdad es que me da igual con quién me toque en el sorteo. Ya puedes ser el mejor, que si tienes un mal día o cometes un pequeño error caes muy pronto y se acabó”, espeta. Conoce a casi todos los judokas a los que se puede enfrentar en Río, ya sea de otras competiciones o de entrenamientos. La última oportunidad de verse las caras la tuvieron a principios de julio en un stage en Castelldefels en el que participaron casi todos los equipos olímpicos.

Garrigós empezó con el judo a los cuatro años. Le apuntaron sus padres para que se desfogase. Este deporte y los estudios (cursa un grado de Técnico Superior en Animación en Actividades Físicas y Deportivas) monopolizan hoy su vida. “El judo es un deporte muy bonito. Te enseña disciplina, respeto y compañerismo”, explica. No cuenta con el apoyo mediático, ni mucho menos económico, de otras disciplinas, pero sabe que las decenas de miles de españoles que practican judo estarán con él en Río. Tiene en su mano entrar en la historia del deporte español. Lo afronta con humildad, aunque sin esconder que va a por una medalla.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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