Competencia y transparencia en los cajeros
El informe que ha realizado la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) sobre el cambio en la política de comisiones de los cajeros automáticos señala dos problemas: el riesgo de que el nuevo sistema favorezca a las entidades con grandes redes y la falta de transparencia. El dictamen analiza el efecto del cambio en la política de comisiones que inició CaixaBank en febrero del año pasado, cuando decidió cobrar de forma unilateral dos euros a los clientes ajenos y que siguieron poco después BBVA y Santander. Una estrategia que impulsó al Banco de España a intervenir con el fin de evitar una doble comisión y a establecer que las entidades emisoras de la tarjetas solo puedan cobrar a los clientes lo abonado al propietario del cajero utilizado, “sin aplicarle cantidad adicional alguna por cualquier otro concepto”.
Dado que las grandes entidades disponen de redes más amplias, el informe augura que la nueva política de comisiones perjudicará menos a los clientes de estas que a los de las entidades más pequeñas, que tendrán mayores posibilidades de tener que acudir a cajeros de otros bancos –y pagar por ese uso– si no tienen cerca uno que pertenezca al suyo. Si se compara la amplitud de la red de entidades como CaixaBank (9.599 ) o BBVA ( 5.950) con las de Bankinter (396) o ING Direct (47), la conclusión sobre cómo afectará a los clientes de unas y otras el cobro de comisiones por el uso de cajeros ajenos es evidente. CaixaBank, BBVA y Santander controlan el 45% de la red de terminales española, lo que constituye una ventaja muy sólida en ese nuevo escenario. Según la CNMC, ING Direct es el banco más perjudicado. En términos de tasas, las cifras son claras. CaixaBank, BBVA y Santander han triplicado las que reciben de otras instituciones más pequeñas por el uso de sus cajeros por parte de los clientes de estas.
Aunque la CNMC advierte que es pronto para sacar conclusiones, los indicios que recoge sugieren que la nueva política de comisiones puede ser un factor distorsionador de la competencia en el sector financiero y podría convertirse en una herramienta que rompa las normas de libre mercado en el tablero y proporcione una ventaja desproporcionada de unas entidades sobre otras. Ese riesgo hace aconsejable mantener una estrategia de vigilancia activa sobre los efectos de las comisiones para que, en caso de que se confirme un efecto distorsionador, pueden adoptarse las correcciones necesarias para neutralizarlo. Hay, sin embargo, un terreno en el que el dictamen de la CNMC sustenta un cambio inmediato: la falta de transparencia. Sea cual sea la estrategia adoptada por cada entidad, es imprescindible que los clientes del sector financiero sepan cuál es el coste de usar las redes de cajeros y puedan actuar en consecuencia.