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El Foco
Tribuna
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Seis preguntas sobre el horror vivido en Niza

Reuters

En plena celebración de la fiesta nacional francesa, un terrorista suicida sembraba el terror en una de las zonas más representativas del verano galo, la Costa Azul. Un conductor suicida fuertemente armado circuló durante 2.000 metros asesinando a todo aquel que se cruzaba en su camino. Por encima de todo cabe hacerse al menos seis preguntas para entender qué es lo que ha ocurrido en Niza.

1) ¿Por qué Niza? El atentado está cargado de elementos simbólicos. Niza representa, junto con Cannes y Saint-Tropez, el lugar de vacaciones de buena parte de las élites económicas del mundo, y la desigualdad es uno de los argumentos más utilizados para la radicalización de los terroristas. Dentro de Niza, el paseo de los Ingleses es el lugar donde se concentra la vida turística de la ciudad y este punto es el que nos debe hacer pensar que el terrorista quería dar la máxima difusión a su disparatada acción.

2) ¿Por qué el 14 de julio? Francia es una nación política creada a fuerza de un sistema de asimilación de los emigrantes. Los valores republicanos (liberté, égalité, fraternité) se suponen lo bastante sólidos como para acoger a todo aquel que venga de fuera y que desee emprender una nueva vida lejos de su tierra de origen. Sin embargo, el problema no se presenta con la primera generación, sino con la segunda. Aquellos hijos de emigrantes, cuyos padres abandonaron su país y se sacrificaron por que sus hijos fueran franceses de pleno derecho, no se sienten ciudadanos de pleno derecho en la sociedad gala. Por eso, el terrorista de Niza decidió actuar el día del 14 de julio como una muestra de protesta en medio de un acto colectivo de exaltación nacional. El terrorista quería decir que la armonía no es tal y que hay una fractura social.

3) ¿Cuáles son sus reivindicaciones? El principal problema de este tipo de terrorismo es que no tiene una reivindicación o un objetivo claro. No hay una finalidad que los terroristas quieran conseguir más allá del uso de la violencia y de lograr una catarsis social en una sociedad con la que no se sienten identificados. Por lo tanto, este nuevo terrorismo presenta otro aspecto macabro más, la violencia no es un medio sino un fin.

4) ¿Por qué ese método? Si bien es cierto que en Europa todavía no se había usado el transporte pesado para llevar a cabo acciones terroristas, en otros lugares, como Oriente Medio o África Oriental, ya se habían cometido atentados similares. A finales de los años noventa, Al Qaeda atacó con camiones cargados de explosivos las Embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, lo que provocó que Washington cambiara su modelo de embajada y que sacara las delegaciones de los centros urbanos. En Israel son relativamente comunes los atropellos masivos, por lo que con estos antecedentes lamentablemente era de esperar que este método llegara tarde o temprano a Europa.

5) ¿Cuál es su entrenamiento? A diferencia de otros atentados, el terrorista de Niza no parece haber tenido entrenamiento en lugares como Siria, Afganistán o Irak. Cada vez es más común que estos terroristas se autorradicalicen y que el tiempo que les lleve sea cada vez menor. De hecho, en la mayor parte de las ocasiones hablamos de personas que hasta una fecha determinada llevaban un tipo de vida y que en un momento dado deciden ponerle fin para llevar a cabo acciones suicidas. Esta particularidad suele ser propia de sujetos vinculados a la marginalidad que o bien han pasado por prisión o bien son conocidos habituales de la policía.

6) ¿Qué solución tiene, si la tiene? Debemos plantearnos cuáles son las medidas que debemos adoptar para intentar frenar esta ola de terrorismo que vivimos en Europa. Debemos destacar medidas a corto y a largo plazo. En primer lugar, hay que tratar de evitar que se produzcan más atentados, lo cual no es fácil, porque debemos ser conscientes de que la seguridad total no existe. En otras palabras: nuestras sociedades del bienestar son vulnerables. Los intercambios de inteligencia, el control de los flujos de armas o la estabilización de los conflictos periféricos (Irak, Siria, Libia…) son solo algunas de las medidas que podemos adoptar en el corto plazo. Sin embargo, esto no es más que un parche, ya que el verdadero reto es lograr la integración de los nacionales de segunda generación. La consecución de este objetivo podría llevarnos a un plazo de unos 20 años y el montante económico sería muy importante.

En definitiva, este nuevo golpe del terrorismo nos debe hacer pensar que no podemos hacer previsiones sobre el futuro de sus acciones. Cuando todo el mundo estaba pensando que la Eurocopa era el principal objetivo, el terror golpea en un lugar como Niza donde la gente acude a descansar y a olvidarse de los problemas que sufrimos todo el año, entre otros, el del terrorismo. La lección es que el mal no descansa y que nos acecha en todo lugar.

Alberto Priego es Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE

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