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Tribuna
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Revés para nosotros, catástrofe para ellos

Es probable que la economía británica entre en recesión, se pierdan empleos en la City y algunas multinacionales deslocalicen su producción a Estados de la UE

Las causas de la victoria del brexit por un margen pequeño –cuatro puntos y 1,2 millones de votos– son múltiples. El Reino Unido había gestionado de forma sobresaliente su declive como potencia imperial mediante cambios en sus alianzas. Se mantuvo al margen de la CEE en 1957 porque valoraba más sus vínculos comerciales con la Commonwealth. Entró en la CEE en 1973 cuando su clase política comprendió que la integración europea le beneficiaba y después de superar el veto de Charles De Gaulle. Pero el Reino Unido –y especialmente los ingleses– siempre ha sido euroescéptico. Para acomodarles, se permitió que el país se excluyera del euro, del espacio Schengen y de la aplicación de parte de la legislación de la UE en materia laboral y social.

El referéndum responde al compromiso adoptado por David Cameron, que pretendió neutralizar a UKIP y al ala antieuropea de su Partido Conservador para ganar las generales del año pasado. Prometió y negoció la devolución de algunos poderes al Reino Unido. Le salió bien la apuesta en el referéndum escocés de 2014 y ganó las generales por mayoría absoluta en 2015. Pero la campaña del bremain ha adolecido de la falta de carisma del líder laborista Jeremy Corbyn y de su incapacidad de contrarrestar las mentiras de UKIP, que afirmó que Siria e Irak se convertirían en miembros de la UE y la mayoría de turcos emigraría al Reino Unido. El brexit también tiene parte de voto de castigo contra el Gobierno Cameron. Las regiones favorables a la permanencia (Escocia e Irlanda del Norte) han registrado menor participación. Paradójicamente han votado por el brexit las regiones inglesas con menos población inmigrante.

Los mercados preveían una victoria del bremain, lo cual ha propiciado un desplome de las Bolsas y la libra esterlina. El viernes negro tras la votación, las pérdidas de capitalización en las Bolsas mundiales ascendieron a 2 billones de dólares. Las acciones de los bancos británicos y de los que operan en la City descendieron más del 20%. El Reino Unido ya no es la quinta economía del mundo. Virgin ya ha cancelado un proyecto y los 3.000 empleos que creaba. Vodafone plantea trasladar su sede principal de Londres a otro país. El ministro de Finanzas, George Osborne, ha anunciado recortes y aumentos de impuestos. Es probable que la economía británica entre en recesión, se pierdan de empleos en la City y algunas multinacionales deslocalicen su producción a Estados de la UE.

"Paradójicamente, han votado a favor del ‘brexit’ las regiones inglesas con menos población inmigrante”

Se abre un período de incertidumbre política, económica e institucional en el Reino Unido. El Partido Nacional Escocés ya exige otro referéndum y los nacionalistas de Irlanda del Norte reivindican la fusión con Irlanda. Pero hay que evitar el catastrofismo que precisamente ha utilizado la campaña del brexit en relación con la inmigración al valorar la incertidumbre generada por su victoria.

El artículo 50 del Tratado de Lisboa prevé la salida de un Estado miembro. Se mantendrá vigente la legislación comunitaria (también para los dos millones de británicos que viven en la UE) durante el período de negociación de la desconexión. La integración europea ha demostrado su capacidad de superar reveses tales como el hundimiento del Sistema Monetario Europeo en 1992, el rechazo de la Constitución Europea en los referéndums en Francia y Países Bajos en 2005, la crisis de deuda soberana y del euro en 2008-2012 y los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda.

Seguimos siendo 27 estados miembros, 420 millones de personas y el mayor mercado común del mundo. Los líderes de la UE han cerrado filas y exigen una negociación rápida que empiece en septiembre y no concederán acceso al Reino Unido al mercado único si no acepta libertad de movimiento de trabajadores. El problema radica en que solo un nuevo primer ministro del Reino Unido que sea investido por una mayoría en la Cámara de los Comunes puede pedir que se ponga en marcha el procedimiento basado en el artículo 50.

El grupo parlamentario tory está dividido y la oposición es favorable a la permanencia. En 2017 deben celebrarse elecciones presidenciales y legislativas en Francia, y legislativas en los Países Bajos y Alemania. Los xenófobos contrarios a la integración europea reclaman referéndums que son innecesarios: la población tendrá la oportunidad de expresar su opinión en las mencionadas elecciones. Pero convertir a la UE en chivo expiatorio es el recurso de la extrema derecha e izquierda. Los líderes europeos deben implementar proyectos e ilusionar a la población para vencer a los demagogos.

Alexandre Muns Rubiol es profesor de EAE Business School.

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