El gran vuelco del consejo de CaixaBank
Isidro Fainé presentará hoy en consejo extraordinario su renuncia como presidente y vocal del consejo de administración de CaixaBank, mientras que Jordi Gual será nombrado consejero para cubrir su vacante, así como nuevo presidente no ejecutivo de la entidad.
El banquero más veterano del sector financiero español (cumplirá 74 años de edad el próximo día 10 de julio) ha decidido, tal y como había insinuado desde hacia tiempo, mantenerse como presidente de la Fundación Bancaria CaixaBank y de Criteria, principales accionistas del banco, con el 48,9% del banco, tras cerrar recientemente dos operaciones que han rebajado su peso casi ocho puntos. En año y medio esta participación volverá a reducirse para quedarse por debajo del 40%.
Estos nombramientos irán acompañados de otras dos salidas más y de sus correspondientes sustitutos. Los consejeros Juan José López Burniol (notario) y Maria Teresa Bassons (experta en salud), deben elegir entre dejar sus puestos en la entidad o en la Fundación Bancaria al ser también consejeros de ambas instituciones, como ocurre con Fainé). Por esta razón han tenido que optar por el banco o por la fundación al ser incompatibles los dos sillones por la ley de cajas. Fuentes financieras aseguran que López Burniol ha decidido dejar CaixaBank y mantener su sillón en la fundación, que hoy también celebra consejo de administración.
Bassons, por el contrario, parece que se inclina por seguir en la entidad financiera, y salir del Patronato de la Fundación.
A estos cambios le sucederán previsiblemente en los próximos meses otras renovaciones, que irán acompañados del recorte que debe hacer Criteria de su participación en CaixaBank. Los consejeros dominicales de Criteria en CaixaBank no deben sobrepasar el 40% del total. Esta misma estructura debe respetarse en las comisiones relevantes del consejo.
Así, cualquier consejero propuesto por un accionista que tenga un acuerdo con Criteria será considerado dominical. En consecuencia, los consejeros propuestos por las cajas de ahorro (hoy fundaciones) que constituyeron Banca Cívica, que fue absorbida por CaixaBank, serán sumados como consejeros dominicales de Criteria. Esta es una de las condiciones impuestas por el Banco Central Europeo (BCE) hace justo un mes, cuando reclamó también que Criteria redujera por debajo del 40% su control en la entidad financiera.
Esta solicitud pretende eliminar los lazos entre Criteria y el banco, además de profesionalizar más el máximo órgano de gobierno de la institución financiera.
El consejo de administración de CaixaBank está formado por 18 miembros, de los que la mitad son consejeros dominicales, dos son ejecutivos y siete miembros son independientes. Fuentes financieras aseguran que en esta ocasión el número de dominicales se reduzca hoy, aunque no es seguro que se ajuste definitivamente.
La ley de cajas de ahorros y fundaciones, desarrollada por petición de Bruselas como una de las condiciones para conceder las ayudas públicas a este sector en 2012, obligaba a Fainé a elegir antes del 30 de junio entre la presidencia de CaixaBank y la de la Fundación Bancaria, y a ceder el timón del banco a un presidente no ejecutivo (Fainé también era presidente no ejecutivo). Las recomendaciones en las buenas prácticas de gobernanza establecen presidentes no ejecutivos, algo en lo que tanto insiste en la actualidad el supervisor europeo.
Los nuevos nombramientos están sujetos a la evaluación de la idoneidad de Jordi Gual, actual economista jefe de CaixaBank, por parte del BCE, subraya la entidad. Lo mismo sucede con el resto de los cambios en el consejo. Esta aprobación es lo que ha provocado, según fuentes de la entidad, que Fainé apurara hasta el último minuto el anuncio de su salida de CaixaBank. Tanto el BCE como el Mecanismo Único de Supervisión Europeo (MUS) han dado su visto bueno al relevo de Jordi Gual al frente de CaixaBank, aunque será en las próximas semanas cuando se apruebe formalmente el nombramiento. De ahí la dilatación en anunciar estos cambios.
Mientras que se produce la autorización formal, Antoni Massanell, actual vicepresidente y ejecutivo histórico de CaixaBank, ocupará de forma provisional la presidencia de la entidad. Massanell ha sido durante años uno de los nombres de confianza de Fainé. De hecho, en algún momento, se barajó su nombre en varios círculos financieros como sustituto natural de Fainé, pero en los últimos años el distanciamiento entre ambos ha sido muy patente.
La noticia del nombramiento de Gual como presidente de CaixaBank se produjo dos días antes de que el consejo de la entidad catalana lo aprobase. La comunicación de Fainé de esta designación el martes al ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos; al vicepresidente y consejero de Economía de la Generalitat de Cataluña, Oriol Junqueras, y al Banco de España y a todos los consejeros de la entidad, provocó que el anuncio se adelantará, y que CaixaBank remitiera ayer un hecho relevante con estos cambios a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Jordi Gual (Lleida, 1957), un economista de prestigio con experiencia en la Comisión Europea, será el encargado de pilotar a partir de ahora la tercera entidad financiera española por capitalización bursátil y primera por volumen de activos en tándem con el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, que seguirá como primer ejecutivo del banco.
Uno de sus principales retos será lidiar con un negocio que cada vez vale menos, al tener que operar bajo la presión de unos tipos de interés en negativo. A ello se suma la fuerte volatilidad y bajas cotizaciones existentes en el sector, consecuencia de la desconfianza del mercado sobre el sector financiero. También con una nueva oleada de fusiones en la que CaixaBank parece que será nuevamente un jugador activo. Esa es al menos la opinión que tiene el mercado sobre la estrategia de Fainé. La exigente regulación europea o las inciertas consecuencias de la reciente salida del Reino Unido de la UE también forman parte de los retos que debe abordar ahora Gual.
Con todos estos cambios auspiciados por las autoridades supervisoras europeas se pretende, entre otras cosas, que la Fundación reduzca considerablemente el control que ejerce sobre CaixaBank. Pese a ello, es muy complicado que con el 40% del capital una institución deje de ejercer el control de un banco. Seguirá siendo su máximo accionista, y, como ocurre en todas las empresas en las que son los principales inversores, y sobre todo, con un porcentaje del capital tan elevado, es casi inevitable perder el control. A ello se suma, además, el hecho de que Fainé ha sido durante 17 años uno de los principales ejecutivos de CaixaBank, se ha rodeado de hombres de su confianza tanto en el banco como en la Fundación, donde seguirá como presidente de la Fundación Bancaria.