París y Roma quieren un ‘brexit’ rápido pero Berlín frena el proceso
La canciller alemana, Angela Merkel, contuvo ayer los deseos del presidente francés, François Hollande, de poner en marcha cuanto antes la salida de Reino Unido de la UE. Berlín prefiere dar tiempo a que la situación política se aclare en Londres y buscar luego un acuerdo lo más amistoso posible para las dos partes.
La Unión Europea siguió ayer sumida en la cacofonía e incapaz, por el momento, de consensuar una respuesta política al problema del brexit. Las tres principales potencias del club (Alemania, Francia e Italia) se reunieron en Berlín, pero sólo lograron pactar el marco formal de las futuras negociaciones con Londres pero no sobre cuándo se pondrán en marcha. De momento, Berlín ha logrado parar el juego hasta que se renueve el Gobierno británico, lo que podría retrasar el comienzos de las negociaciones hasta el otoño o incluso más tarde si finalmente el Reino Unido se ve abocado a celebrar elecciones anticipadas.
“Estamos de acuerdo en que las negociaciones sólo empezarán cuando Reino Unido invoque el artículo 50 [del Tratado, que regula ala salida de un país”, señaló la canciller Angela Merkel, tras la cumbre tripartita. Pero los tres líderes discrepan sobre el calendario y el plazo que debe concederse a Londres para que presente la solicitud de salir.
Hollande pidió que Londres curse la demanda “lo antes posible” e incluso defiende la posibilidad de acelerar el plazo de salida del club que, según el Tratado, puede prolongarse hasta dos años desde el momento en que se active el artículo 50. Renzi, que se reunión con Hollande en París la noche antes e acudir a Berlín, parece compartir la tesis francesa. E incluso aseguró ayer que “el brexit puede ser una gran oportunidad para Europa”, en línea de quienes piensan que la salida del Reino Unido permitirá acelerar el proyecto de integración política del Viejo Continente.
Alemania no comparte esa teoría y considera que ni es el momento de negociar el brexit ni el club dispone del respaldo popular necesario para dar u un salto en la integración. “No tiene sentido poner en marcha una gran reforma sin saber siquiera hacia dónde queremos o podemos ir”, señalan fuentes alemanas. Las mismas fuentes añaden que “sería una señal contraproducente responder con más Europa a unos electorados que están votando todo lo contrario”.
Berlín se conforma con mantener al club unido y evitar que el brexit desencadene una estampida en la que cada país busque su acomodo. Ayer mismo, Polonia convocó una reunión de 10 países como respuesta a la de los seis fundadores (Alemania, Francia, Italia y Benelux) del pasado sábado. Además d países del Este, a la cita de Varsovia asistieron socios como España, Grecia, Austria o el propio Reino Unido, como señal de que no todos aceptan el liderazgo de los socios más veteranos.
“No es un secreto que en el club no hay armonía ni una visión común sobre el futuro de la UE”, reconocían fuentes diplomáticas españolas.
Todas las fuentes consultadas coinciden en que tras la cumbre europea que se celebra hoy y mañana lo más probable es que se imponga la tesis de Merkel de “esperar y ver” antes de tomar ninguna medida. El presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, próximo a la canciller, se encargará mientras tanto de preparar el terreno para la negociación con Londres y para la reorganización del club tras el brexit.
El futuro de Juncker y del TTIP, en el aire
El referéndum británico se ha cobrado ya la cabeza del primer ministro británico, David Cameron, y la del miembro británico de la Comisión Europea, Johanthan Hill. Pero el vendaval continúa y amenaza ya también el futuro del Tratado Transatlántico con EE UU ((TTIP) y el del presidente de la Comisión Europea, al que en algunas capitales, con Berlín a la cabeza, se le considera como uno de los principales responsables del fiasco de la campaña para mantener a Reino Unido en la UE.
El equipo de Juncker fue el encargado de negociar con Londres el acuerdo cerrado en febrero para ayudar a Cameron a ganar el referéndum, en el que Bruselas incluso aceptó la discriminación de los trabajadores de otros países europeos en el Reino Unido.
Al ataque contra Juncker se sumaron ayer los países de Europa central y del Este, dolidos por el empeño de Juncker en llevar adelante la propuesta alemana para imponer cuotas obligatorias de reparto de refugiados. de repartodndia mantiene un perfil bajo.
“Pensamos que las institucones europeas deben empezar a admitir sus errores (...) y una parte de sus líderes [debe renunciar]”, señaló el ministro polaco de Exteriores, Witold Wasczykowski.
La sacudida del brexit también amenza al TTIP, un acuerdo impulsado, sobre todo, por Berlín y Londres. Franica amenaza ahora con desmararse y la CE se vio obligada ayer a asegurar que las negociaciones siguen en marcha a pesar de todo.