La dirección fósil del acuerdo de la energía limpia
Puede que Elon Musk vea algo en la unión de Tesla y SolarCity que el resto no aprecian,pero parecen compartir solo mucha ambición, salida de capital y participaciones del empresario.
La visión de Elon Musk está relacionada con la energía limpia. El fabricante de automóviles eléctricos del empresario, Tesla Motors, se ofreció el martes a comprar el instalador de paneles solares SolarCity por 2.800 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros). Puede que vea posibilidades que otros están pasando por alto, pero ambas empresas parecen compartir poco más que grandes ambiciones, grandes salidas de efectivo y grandes participaciones de Musk. Las similitudes de un gobierno corporativo fosilizado son más evidentes.
Musk, dueño de una quinta parte de cada una de las compañías, es presidente y consejero delegado de Tesla y preside SolarCity. Su primo, Lyndon Rive, dirige la compañía de energía solar. Él y el inversor Antonio Gracias se sientan juntos en ambos consejos. Aunque depende de los otros directores y, finalmente, de los accionistas externos decidir si la transacción sigue adelante, sigue siendo posible que se produzcan conflictos de interés. El gestor de fondos Jim Chanos aseguró a la CNBC que la oferta era un rescate “descarado” de SolarCity.
El plan de votación que plantea Musk al menos mitiga en parte el problema de los conflictos, pero Tesla y SolarCity dependen en gran medida de su participación, por lo que es arriesgado votar en contra de un acuerdo que le gusta al empresario.
Las acciones de SolarCity, que habían caído hasta un 60% en lo que va de año, están cotizando muy por debajo del precio de la oferta de Tesla, lo que sugiere que los inversores son escépticos sobre las posibilidades de que se cierre el trato. Dado el terrible resultado obtenido en casos similares, dar marcha atrás con esta tortuosa idea podría ser el mejor resultado.