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Renta variable

Los beneficios también se cosechan

Plantaciones, fertilizantes o semillas en la cartera de los fondos de agricultura.

Thinkstock

Granjas, abonos o proteínas no son palabras que normalmente estén en boca de los gestores de los fondos de inversión más tradicionales; sin embargo, existe un buen número de importantes gestoras internacionales que apuestan por incluir este tipo de inversiones entre su oferta de productos.

Y, dadas las necesidades de las próximas décadas, parece que no es una mala idea.

Tal y como se resalta en el Libro blanco sobre demografía editado por Fidelity, “una consecuencia del crecimiento de la población es que eleva la demanda de recursos, como alimentos, agua, tierra cultivable y energía, a medida que las economías emergentes van consumiendo una cuota mayor de los recursos del planeta.

Es razonable esperar que el crecimiento de la población proporcione un impulso a largo plazo al precio de muchos activos finitos”. Tratar de sacar provecho a esa situación es el objetivo de grandes fondos de inversión que tienen a la agricultura como su tema principal.

“No existe otro sector en el mundo cuya demanda anual crezca de forma tan regular año tras año, por encima del 2% anual”. Así de rotundo se muestra Marc Garrigasait, gestor del Panda Agriculture & Water Fund, al defender la agricultura como la megatendencia de inversión para los próximos años.

Añade que “la oferta tiene muchas restricciones (geopolíticas, climáticas y acuíferas), por lo que son necesarias enormes inversiones futuras para acometer el reto de alimentar a 200.000 nuevas personas cada día en el mundo”.

Valores españoles

No son muchas las empresas españolas que forman parte del universo de inversión de estos grandes fondos especializados en agricultura, sin embargo, alguna sí hay.

Barón de Ley, por ejemplo, es una de las posiciones principales del Panda Agriculture & Water Fund de Gesiuris, mientras que Viscofan –que acaba de estrenarse en el Ibex 35– “es un valor interesante y encajaría en el subsector de las proteínas”, según el experto de Petercam.

Un fondo que, según su responsable, trabaja con un horizonte de inversión a largo plazo y para inversores “que no se dejan influir por los movimientos a corto plazo que continuamente empujan a los inversores-ahorradores a cometer errores”.

Alexander Roose, gestor de Petercam Equities Agrivalue, por su parte, muestra su interés por empresas que están ayudando activamente a las compañías de comida envasada a reformular sus recetas (sin comprometer el sabor). “Tenemos aproximadamente un 25%-30% invertido en esta tendencia”.

También apuestan por la relación clara entre el incremento del PIB per cápita y el consumo de proteínas, “con el salmón como nuestra categoría favorita” –un dato: Brasil consume en total más de 100.000 toneladas de este pescado, cuando hace cinco años estaba en torno a 30.000 toneladas– y los fertilizantes, que “se han vuelto muy atractivos desde una perspectiva de valoración”.

Garrigasait cree que uno de los sectores más atractivos es, sin duda, el de fincas agrícolas. “Tenemos en cartera empresas con plantaciones en Australia y Nueva Zelanda, en Latinoamérica, pero también en California o Florida o en Europa. Todos los profesionales del sector conocen el gran valor de los mejores terrenos agrícolas y estas empresas los tienen en propiedad desde hace muchos años. Además de tratarse de las mejores tierras, tienen agua, lo que es aún más importante”, añade.

Y como cada maestrillo tiene su librillo, mientras que algunos optan por invertir en tierras, otros, por ejemplo el Pictet Agriculture, se centran en empresas relacionadas con servicios y productos para la agricultura, excluyendo compañías que obtienen más del 10% de su facturación de materias primas para evitar la volatilidad.

Según Gertjan van der Geer, gestor de Pictet Agriculture, se trata de “contemplar la agricultura como servicios para producir más con menos” y de invertir en compañías que hacen un uso eficiente de recursos y energía, con exposición a modelos de negocio más sostenibles, teniendo en cuenta la pureza del tema, pero que evitan los riesgos de la especulación inherentes a invertir en materias primas o tierras de labranza”.

Y como intereses de inversión menciona la tecnología de precisión, que puede aumentar el rendimiento de las cosechas un 67% de aquí a 2050; fabricantes de equipos agrícolas que están incorporando GPS, sensores remotos y análisis de datos que permiten calibrar movimientos de tractores para minimizar el uso de combustible, abonos o semillas, o productores que generan nuevas fuentes de proteínas a partir de insectos.

Algunos también introducen criterios de gestión responsable. Es el caso del fondo de Pictet, que se ha impuesto restricciones respecto a sistemas ecológicos sensibles y veta a empresas cuyas ventas de organismos modificados genéticamente superan el 10% de las ventas. Además, en biocombustibles solo tiene en cuenta los que no compiten con los alimentos.

Otros fondos importantes especializados en estas materias son el Mirova Global Water & Agriculture Equity Fund, el Baring Global Agriculture Fund o el World Agriculture Fund de BlackRock.

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