Los Tyrakis, entre la crisis griega y la dignidad humana
Hay algo peor que ser pobre: empobrecerse. Una máxima que impregna las dos historias que Ana R. Cañil y Joaquín Estefanía narran en Los Tyrakis. Una saga familiar para entender la crisis de Grecia: la de la crisis del país heleno y la de una larga familia cretense, cuyos avatares relatan con gran resolución todos sus miembros.
Pero la moraleja que los autores subrayan en cada línea, es que los ciudadanos no son responsables de una crisis económica que nace del desequilibro político de una imperfecta Unión Monetaria diseñada por los más poderosos. No en vano, la política fiscal y monetaria expansiva que Alemania necesitó en su día, causó las burbujas de unos países del Sur, ya sin poder de decisión. Por más que se empeñe la Troika en cargar sobre la conciencia de griegos, portugueses o españoles el peso del discurso moralista, bajo el eslogan de “han vivido por encima de sus posibilidad”, los Tyrakis de Europa dicen NO.
Según Cañil y Estefanía, coyuntural pareja de hecho literaria, este libro fue fruto de “la casualidad o la suerte”, palabras con raíz común. Pero también de su fuerte compromiso con la malhadada Grecia que, subyugada por un cruel austericidio, solo aspira a mantener la dignidad.
De su amistad con uno de los Tyrakis, Manolis, cuya madre, Penélope, sufrió en su infancia la ocupación nazi de Creta, surgió una historia que pretende un paralelismo con el actual dominio alemán en la UE, pero que esquiva cualquier demagogia.