Qué puede hacer la empresa para combatir la pobreza
Action Tank ha puesto en marcha varios proyectos de 'negocios sociales' en Francia Grandes empresas venden sus productos a bajo precio a colectivos en riesgo de pobreza
Una de cada cuatro personas en la Unión Europea está en riesgo de pobreza o exclusión social, según el indicador Arope, que tiene en cuenta el acceso de las familias y los individuos a las necesidades básicas. De esos cerca de 120 millones de europeos que están en riesgo de pobreza, en España viven 14 millones, el 29% de su población, según este mismo índice. Este grupo representa el 15% del consumo, equivalente a unos 60.000 millones de euros anuales.
¿Pueden las empresas hacer algo para combatir esta situación? En Francia, una asociación sin ánimo de lucro llamada Action Tank, creada en 2010 por Martin Hirsh, Alto Comisario para las Solidaridades activas contra la pobreza y el ahora CEO de Danone, Emmanuel Faber, ha puesto en marcha varios proyectos de lo que denominan negocios sociales. Según la Harvard Business School, Action Tank es “uno de los modelos internacionales más relevantes que convierten a las empresas en potentes agentes del cambio social”.
Sus programas consisten en convencer a grandes empresas para que destinen una parte de su producción, ya sea de bienes o servicios, a satisfacer necesidades básicas de colectivos de población pobres y socialmente excluidos, que no tienen acceso a ellos o, al menos, no acceden con facilidad.
“No se trata de crear nuevas líneas de negocio –explica Jacques Berger, director general de Action Tank– sino de que las empresas vendan sus productos o bienes a precios más bajos a las familias con rentas más bajas y colectivos desfavorecidos, ajustando para ello sus márgenes al máximo. Las compañías no ganan, pero tampoco pierden”.
En Francia, por ejemplo Renault ha puesto en marcha el programa Mobiliz, que ofrece una red de “garajes solidarios” en los que hay descuentos entre un 30% y un 50% para el mantenimiento y arreglo de vehículos a los más desfavorecidos;así como el acceso a coches en buenas condiciones con un coste de entre 1.500 y 3.200 euros.
Otro de los proyectos iniciados en este país lo ha puesto en marcha una alianza de dos empresas:Blédina-Danone/Malin. Estas compañías han creado un sistema de vales para comida infantil para familias con rentas bajas e hijos de entre seis meses y dos años, con descuentos de entre 30% y 40% en productos de alimentación infantil. Estos vales cubren el 100% de la leche que necesita un niño hasta los dos años y el 33% de toda una dieta equilibrada de este niño.
En 2011 la compañía Essilor, dedicada al cuidado de la vista, activó el proyecto Óptica solidaria, y tras negociar con toda la cadena de producción –incluidas las compañías aseguradoras encargadas del diagnóstico– lograron reducir el precio de las gafas de 300 a 120 euros de media para los pensionistas con prestaciones más bajas. Ahora cuenta con una red de distribuidores de 500 ópticas en toda Francia.
Estos son algunos de ejemplos de programas que también están llevando a cabo otras empresas como Total, EDF, Orange, Sodexo, Bouygues o Schneider Electric. La construcción de viviendas de calidad y asequibles o la asesoría financiera y el acceso a microcréditos son otras áreas que trata el programa.
Berger –que ha participado esta semana en Madrid en la cuarta edición del encuentro sobre innovación social que organiza, la Fundación Sociedad y Empresa Responsable (Seres)– destacó que una de las cuestiones más delicadas a la hora de poner en marcha este tipo de proyectos es el proceso de selección de los potenciales beneficiarios de estos proyectos. En Francia, compañías aseguradoras han colaborado con las instituciones públicas en este proceso, porque en última instancia, son siempre estas últimas las que deben hacer la selección.
Asimismo, Berger admitió que, debido al poco tiempo que llevan aplicándose estos programas aún no se ha hecho una medición o evaluación de sus resultados. Aunque, dicho esto, aseguró que las empresas obtienen otro tipo de beneficios más intangibles como: “redescubrir la idea originaria de por qué existen y que no es para hacer más ricos a los accionistas”, insistió Berger; innovar en materia de responsabilidad social;y atraer el talento de los más jóvenes (millennials) que demandan este tipo de valores empresariales.
Aplicar el modelo a España
La posibilidad de aplicar el modelo de Action Tank en España está siendo evaluada por The Boston Consulting Group, cuyo gerente, Sebastian Bak, insistió en que la filosofía que deben tener las empresas que participen en estos proyectos debe estar “en un punto intermedio entre la filantropía, en la que se pierde dinero, y los productos low cost, en los que se gana dinero empeorando la calidad del producto”.
Si bien, Bank reconoció que el principal temor de las empresas es que se dañen sus líneas de negocio principales. Esto se debe evitar a través de unos buenos canales de comunicación, explicó. Y, finalmente, todos los implicados coincidieron en que la clave es que la participación estos proyectos sea “sostenible” económicamente y en el tiempo.