De dragones, hormigas y unicornios
Uno de los principales problemas de los inversores es gestionar las expectativas, sobre todo en periodos de euforia o de crisis. En el caso que nos ocupa existen pocos referentes históricos de líderes empresariales chinos, por eso los jóvenes chinos suelen ser unánimes en su veredicto: Jack Ma, fundador de Alibaba, es el modelo a seguir.
No es casualidad que haya salido a finales de abril una biografía de tono hagiográfico que promete repetir el éxito en ventas de otras precedentes de líderes tecnológicos, como la de Steve Jobs, que terminó siendo una película. En este caso de la mano de Duncan Clark, claramente fascinado por el liderazgo del protagonista, que a diferencia de otros millonarios de reciente cuño no tiene problemas para seguir encontrando el norte en su vida a pesar de la riqueza conseguida. Esta diferencia espiritual parece basarse en su peculiar forma de vida en comunidad y la práctica diaria de las artes marciales.
En su caso, a diferencia de otros grandes emprendedores como John Rockefeller o Steve Jobs, su modelo de empresa nació a partir de un grupo de colaboradores en un pequeño apartamento de Hangzhou, en 1999. Hoy, Alibaba es la cabecera de uno de los mayores grupos empresariales del mundo y domina tanto el ecommerce chino, abarcando desde portales de ventas por internet (como Taobao y Tmall) hasta el cloud computing, las fintech (Alipay y Ant Finantial Systems) o la logística. El debut en el parqué en 2014 en la Bolsa de Nueva York fue la mayor salida a Bolsa de la historia y permitió conseguir a su fundador, Jack Ma, 23.000 millones de dólares.
De hecho, su filial financiera Ant Finantial Systems consiguió reunir en su última ronda de financiación –del pasado mes de abril– 4.500 millones de dólares, con una valoración total de 60.000 millones, y está preparando, a su vez, su salida a Bolsa. Aunque la cifra conseguida en la ronda pueda parecer promisoria, lo cierto es que, financieramente, esta filial puede no justificar dicha valoración, debiendo ser cautelosos.
Por comparables, PayPal tiene una capitalización de mercado en torno a los 48.000 millones de dólares, con menos de la mitad de usuarios que Alipay. En 2015, PayPal procesó 282.000 millones de transacciones. De ahí que la valoración de Credit Suisse para Ant Financial Systems en el año 2018 sea de 1.700 millones. De nuevo se carece de profundidad estadística para entender la trazabilidad de los ingresos de Alipay, si el resto de Ant Finantial es una empresa sólida o una acumulación de startups chinas fallidas.
Según el analista tecnológico John Foley, la fortuna del grupo estará supeditada a los caprichos del capitalismo estatal del PRC más que a un modelo disruptivo. En cuanto a la tipología de sus socios, la última ronda de financiación de Ant Finantial se ha cubierto con vehículos financieros del sector estatal chino, no con capital riesgo del Silicon Valley. Tanto el grupo fintech como la matriz Alibaba existen con permiso y gracias a Pekín.
Así pues, parece que la rentabilidad de Ant Finantial dependerá de numerosas variables que escapan a un vistazo superficial de sus cifras de negocio. Esta hormiga financiera, según Foley, parece destinada a grandes logros, pero no se debe confundir, fruto de los espejismos del mercado, con otros unicornios tecnológicos. Como decía el propio Confucio, “antes de ser dragón hay que sufrir como una hormiga”. Una vez más, existen rumores de sobrevaloraciones en el campo de la tecnología, y los inversores, además de leer biografías programadas, deberán hacer sus propios números para ver si acuden a la salida a Bolsa, a qué precios merece la pena comprar, y acaso vender, o bien sufrir como hormigas estoicas.
Isabel Giménez Zuriaga es Directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros