La guerra de poder en el petróleo
La disputa cada vez más amarga de Arabia Saudí con Irán ahora se juega en el mercado del petróleo. El reino ha bloqueado tenazmente un acuerdo entre las principales potencias petroleras para congelar la producción. Es casi seguro que la ruptura de las conversaciones llevará a otra caída en los precios del petróleo en las próximas semanas –pero podría durar poco–.
Ya hay signos de que la producción está cayendo drásticamente entre los productores con costes más altos y de que el dolor económico causado por el petróleo barato podría conducir finalmente a recortes de producción para inflar los precios, en lugar de a una congelación de la producción cuando la OPEP se reúna de nuevo el próximo mes de junio.
Riad está en desacuerdo con Teherán porque ambos se oponen a los objetivos políticos y a la influencia del otro
La mayoría de los analistas esperaban que las conversaciones mantenidas en Doha el 17 de abril fracasaran. Su escepticismo se vio impulsado por la insistencia del poderoso príncipesaudí Mohamed Bin Salmán en que el reino solo frenaría su producción si Irán también participaba en una congelación, evitando así que este último salga ganando. Riad está en desacuerdo con Teherán sobre todo porque ambos se oponen a los objetivos políticos y la influencia del otro.
Pero la congelación nunca fue una opción para Teherán. Acaba de salir del aislamiento de las sanciones comerciales y está decidido a restaurar su producción a los niveles previos al embargo antes de que llegue a un acuerdo sobre los límites de producción dentro de la OPEP.
Mientras, los principales productores de petróleo desde Iraq a Nigeria y Venezuela están sufriendo un severo dolor económico. Cuanto más bloquee Arabia Saudí cualquier acuerdo con el fin de hacer la guerra económica contra Irán, más peligra la economía de otros miembros de la OPEP.
Todo esto podría acelerar la recuperación de los precios del petróleo a finales de año. La cotización de crudo de alrededor de 40 dólares por barril durante el verano obligará a los productores marginales de Estados Unidos a quedarse fuera del negocio y aumentará la presión sobre Rusia. También podría obligar a Arabia e Irán a dar marcha atrás en su guerra de poder, que ahora es el mayor obstáculo para el acuerdo petrolero que el mercado necesita para recuperarse a largo plazo.