Tan-Tan-Tan-Taara-Tan (Parte 1)
Entre 1789 y 1815, primero la Revolución Francesa y posteriormente las Guerras Napoleónicas habían esparcido el liberalismo político (incluso los primeros atisbos del socialismo), el nacionalismo por toda Europa. A partir de 1815, los vencedores de Napoleón intentaron asentar su legitimidad monárquica con una vuelta al Antiguo Régimen. Para todos ellos, la etapa napoleonica fue un "mal sueño" que, una vez derrotado Napoleón, todo volveria a ser "igual que antes". Su ideologia se asentaba en el legitimismo que defendía la desigualdad social y la tradicional alianza Iglesia-Estado, todo ello para garantizar los derechos legítimos de los monarcas absolutismo del Antiguo Régimen.
El plan era "volver a meter a las gentes en sus casas". Lo político era solo tema propiamente de las elites, única legitimadas y preparadas para distingir lo correcto para el conjunto de la sociedad. El resto de la sociedad debía volcarse, más bien apartarse, hacia actividades puramente económicas.
Sin embargo, sus esfuerzos por restaurar el absolutismo en Europa y sus colonias o en sus ex colonias recientemente emancipadas (Guerras de Independencia Hispanoamericanas), únicamente sirvieron para aumentar más aún la energía de las revoluciones. Conceptos como Libertad e Igualdad, aunque incipientes, tuvieron un significado mucho más arraigado en las gentes de lo que muchos de los los monarcas europeos de la restauración habian llegado a asimilar. Por debajo de la apariencia de normalidad, latia un volcan que acumulaba unas fuerzas de tales dimensiones que una vez surgieron a la superficie, fue dificilmente controlable por todos aquellos que lo fomentaron.
Biedermeier
Biedermeier es la denominación de un gusto y estilo literario y artístico que se desarrolló en la Europa Central (básicamente el Imperio Austriaco, Reino de Prusia y otros reinos del Norte de Europa) tras la derrota de Napoleón y Congreso de Viena en 1814 hasta la intesificación del proceso revolucionario de 1830-1848 ("Tres Gloriosas" y "Primavera de los pueblos" respectivamente) [1]
El movimiento artístico enmarcado en el concepto de Biedermeier era la expresión de las aspiraciones de los gobiernos de la Restauración de vuelta al pasado. El término parte del adjetivo bieder ("sencillo") y supone el retiro resignado de amplios círculos de una burguesía políticamente decepcionada (y excluida de la colaboración responsable en el Estado) a zonas "al margen de la realidad". El movimiento predica (más bien ensalzaba) la vuelta a la cotidianidad privada de la familia, a un orden de valores tradicionales que derivaba en una burguesía conservadora y “apolítica”, respetuosa con la autoridad, pacifica y satisfecha. El amor por las cosas pequeñas, por el detalle, tenía que consolar a esta burguesia impedida de la participación y la responsabilidad pública.
Pero lo que realmente suponía el movimiento era una desvalorización, aparte de estética, política de amplias capas de la sociedad, prerrequisito necesario para el logro de los objetivos de las elites del momento. Tanto en las artes plásticas como en música se definia como un estilo simplificado, cómodo, trivial y superficialmente sentimental que busca la relajación tanto física como espiritual del público de clase media. La antitesis del verdadero valor del arte.
2º movimiento - Andante con moto - del Trio con piano Trio Nº 2 in Mi bemol mayor , Op. 100 D. 929
Franz Schubert
Trio Wanderer
Vincent Coq (piano)
Jean-Marc Phillips-Varjabédian (violin)
Raphael Pidoux (violoncello).
Schubert y el Biedermeier
Se ha hablado más de una vez de que Schubert podía ser considerado como una especie de "alter ego" (en clave femenina) de Beethoven. Este último recordemos representaría el romanticismo auténtico, el previo a la derrota de Napoleón y a la mismísima Revolución Francesa. De hecho, representaría el romanticismo que fue el germen de las ideas que desembocó en la Revolución Francesa. Quizás ello podría estar ligado a la imagen de un Schubert en el entorno del Biedermaier.
En su contra tiene las famosas "Schubertiadas" que no eran más que reuniones en las que se bebía, se comía, se charlaba y, sobre todo, se hacía música. Recibia este nombre por el protagonismo especial que el compositor parecía tener en las reuniones ya que componía un lieder (canción) o una peiza según el instrumento que tocaran sus amigos y también, realizaba música para piano a cuatro manos. Todo muy al estilo del Biedermeister.
Sin embargo el lirismo típico de su obra posee, al contrario de lo que pudiera pensarse, se caracteriza por un rotundo carácter de afirmación viril apreciable entre otros rasgos en la fuerte agresividad e intensidad sonora, nacidas ambas de esos permanentes e incandescentes procesos armónicos y rítmicos y de esos subrayados tímbricos que, aún en su obra de cámara (ámbito emblemático del Beidermeister) hacen referencia clara a un más que cercano mundo sinfónico (ámbito del romanticismo musical).
Todo ello le convierten en uno de los máximos exponentes del romanticismo en su grado más puro situado más allá del conformismo Biedermeier. Es más su carácter extramusical se conforma en la vida bohemia que nos traslada directamente hacia esas tertulias de amigos en las que se evocaban y trataban temas que preocupaban en la sociedad en donde no faltaba lo político que lo alejaban de los salones y de la etiqueta nobiliaria.
La obra que nos ocupa es fiel reflejo de lo que hablamos. Si en algo se parece al Biedermaeier es en lo referente a su expresión de una normalidad que en el fondo no lo es tal ya que su tensión es máxima y amenaza constantemente con romperse. Si hablamos de esta naturaleza, no deseada, del movimiento Beidermaier, Schubert la reflejó perfectamente.
Esta obra pertenece al terreno del “wanderer”, una de las expresiones musicales más fuertes del “viaje” intimo vivido por Schubert a lo largo de toda su vida y que vendrán representados en ese constante peregrinar, errar, caminar, en ese viaje inacabable indicado o sugerido por repetidos diseños rítmicos (admirable el stinatto del piano nada más empezar, que da titulo a esta entrada del blog y he puesto como definicion gráfica del Biedermaier) o un interminable tejido de variación continua. De hecho, la pieza tiene un cierto parecido con algunos lieders del ciclo del “Winterreise” (Viaje de invierno) en concreto con el titulado "Gute Nacht” con el que comienza el mismo. Este andante con motto de este trio nº 2 funcionaria como una prolongación instrumental de la serie de lieders.
Hay en todo el movimiento una impresión de angustia.
Schubert pone en pie el espíritu de una marcha fúnebre. Esto es lo que sugieren los dos compases con los que se inicia la pieza con el continuo stataccato del piano antes incluso de que intervenga cualquier instrumento del trio. Inmediatamente el chelo en su zona grave despliega lentamente el tema principal. El piano posteriormente recoge el tema mientras el violín, el temer elemento del trio, se limita a doblar al chelo en el acompañamiento. A este inquietante episodio en modo menor le sucede un episodio luminoso en modo mayor (mi bemol) donde es el violín ahora quien toma todo el protagonismo construyendo un tema hímnico sacado del tema principal. Y repetido posteriormente por los tres instrumentos con una intensidad creciente. Un compás de silencio rompe esta exaltación y tras una breve transición (oímos trinos graves del chelo) devuelve todo a la marcha fúnebre. Desde ese momento la inquietud esta presente en todos los episodios del movimiento con acentuados contrates de luz y sobras.
Por útimo, hay que hacer referencia a la coda de este movimiento que retarda intencionadamente el final del movimiento y aunque vuelve a la marcha fúnebre inicial el tema queda en suspenso sin alcanzar su completa exposición y será necesaria la vuelta al cuarto movimiento para alentar la tragedia que se avecina.
NOTAS:
- No obstante, la primera respuesta revolucionaria cabría situarla en España en 1820 con la sublevación de Rafael Riego en Cabezas de San Juan lo que obliga a Fernando VII a jurar la Constitución inciando así lo que se ha dado en llamar "Trienio Liberal" que acabó en 1823 con la entrada de los "Cien mil hijos de San Luis". Curiosamente la última también se produciria en España en el año 1968 con la caida de Isalbel II.