El primer ministro islandés, primera víctima de los ‘papeles de Panamá’
Sigmundur David Gunnlaugsson renuncia dos días después de aparecer vinculado a una empresa en un paraíso fiscal
El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, renunció hoy al cargo, dos días después de filtrarse los llamados papeles de Panamá, que lo vinculaban a una empresa en un paraíso fiscal. La decisión fue adoptada en una reunión de su Partido Progresista, informan medios locales, y horas después de que el jefe del Gobierno hubiera pedido la disolución del Parlamento al presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson.
Tras una legislatura de gobierno socialdemócrata después del colapso económico del país en octubre de 2008, Gunnlaugsson llegó al cargo de primer ministro en 2013 con el apoyo del Partido de la Independencia, cuyo líder, Bjarni Benediktsson, actual ministro de Finanzas, también aparece en los denominados papeles de Panamá.
Más de 10.000 personas se manifestaron ayer tarde en el centro de Reikiavik para pedir la dimisión de Gunnlaugsson, líder del Partido Progresista, tras aparecer su nombre en las documentos de un bufete panameño filtrados a numerosos medios internacionales. En paralelo, las cuatro fuerzas de la oposición -socialdemócratas, Piratas, Izquierda-Verdes y Futuro Brillante- solicitaron formalmente un voto de censura contra el jefe del Gobierno, cuestión para la que no se ha concretado aún una fecha.
Aún ayer, Gunnlaugsson había expresado ante la televisión islandesa su determinación a seguir al frente al Gobierno y apostó por agotar la legislatura para que los electores muestren su parecer en los próximos comicios, previstos para la primavera de 2017.
Los papeles de Panamá, difundidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), muestran que Gunnlaugsson y su esposa, Sigurlaug Pálsdóttir, eran dueños de una sociedad de Islas Vírgenes Británicas llamada Wintris. Ahí depositaron casi 4 millones de dólares en bonos en los tres principales bancos islandeses, que se hundieron en la crisis de 2008. Gunnlaugsson entró en el Parlamento islandés en 2009 y a finales de ese año vendió su 50% de participación en Wintris a su esposa por un dólar. El primer ministro sostuvo tras estallar el escándalo que en ningún momento ni él ni su mujer hicieron uso de esa firma para evitar pagar impuestos en Islandia.
Poco después de aparecer su nombre y el de su esposa en los medios de todo el mundo, empezaron a arreciar las demandas de dimisión desde las filas opositoras, así como las convocatorias en las redes sociales a manifestarse por el centro de la capital.