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Clinton quiere incorporar a millones de inmigantes y Trump, expulsarlos

EE UU vota: ¿más salarios o menos impuestos?

Imagen de el Capitolio estadounidense.
Imagen de el Capitolio estadounidense.Reuters
Raquel Pascual Cortés

La web de la candidata demócrata mejor posicionada para optar a la presidencia de EE UU, Hillary Clinton, arranca con una definición de su personalidad. “Lo primero que sus amigos te dirán de ella es que en todos los aspectos de su vida profesional y personal nunca se olvida de sus raíces en la clase media, ni por quién lucha”, dice esta descripción. Precisamente, la ex primera dama estadounidense ha centrado sus promesas económicas en que esa clase media y trabajadora recupere el poder adquisitivo perdido en la crisis y en atajar sus grandes problemas de desigualdad que están haciendo peligrar el tan ansiado sueño americano.

Por el contrario, en el país de lo políticamente correcto ha irrumpido el más incorrecto de los políticos. Se trata del hasta ahora candidato favorito de los republicanos para optar a la presidencia: el empresario multimillonario, Donald Trump, que defiende la teoría del supply-side o economía de oferta. Aboga por eliminar las barreras de quienes producen bienes y servicios, bajando impuestos y aumentando la desregulación, para generar una mayor recaudación fiscal y un más crecimiento económico.

Así, los estadounidenses deberán elegir en las próximas elecciones que se celebrarán el noviembre entre una política demócrata que incremente el salario mínimo y las ayudas sociales y, por tanto el gasto público, o una políticas republicanas que impulsen una nueva vuelta de tuerca de la economía liberal.

Estas son las principales propuestas programáticas de los candidatos:

La incorrección política de Donald Trump se ha dejado sentir en sus mensajes nada populares entre las clases medias y bajas también en materia salarial. “Tener un salario mínimo bajo no es algo malo para este país”, dijo Trump hace ya unos meses. De hecho, este multimillonario estima que no es necesario subir el actual salario mínimo federal –fijado en 7,25 dólares la hora desde 2009—porque supondría una fuerte pérdida de competitividad para las empresas estadounidenses y para toda su economía.

Sin embargo, la líder demócrata ha hecho de sus planes para subir el salario mínimo en los próximos años una de las piedras angulares de su programa económico. Clinton ha hecho suya la lucha que desde hace varios años se ha extendido por las grandes ciudades y muchos estados del país, para subir sus respectivos salarios mínimos. Es más, los demócratas llevan un tiempo intentando elevar el salario mínimo federal a poco más de 10 dólares la hora, pero se topan una y otra vez con la mayoría republicana del Congreso.

El programa de Hillary Clinton defiende un alza progresiva de este salario mínimo del 65% a lo largo de varios años y de más del 100% en áreas como Nueva York o Washington, con mayores niveles de vida. Estas propuestas retributivas, que están orientadas a tirar al alza de los salarios de todo el país, se verían completadas por ayudas sociales como el abono de una baja por maternidad de tres meses o becas para universitarios. Todo dirigido a compensar las desigualdades generadas por la no recuperación del poder adquisitivo y la descapitalización patrimonial de muchos estadounidenses tras la crisis.

Si Clinton está empeñada en que los estaodunidenses recuperen sus rentas salariales, Trump asegura estar dispuesto a dejar más dinero en sus bolsillos mediante una rebaja de impuestos en todos los segmentos de contribuyentes.

El republicano, que no deja de modificar su programa, se ha comprometido a eliminar los impuestos federales a las rentas salariales de menos de 25.000 dólares anuales y los matrimonios que ingresen menos de 50.000 dólares al año. Igualmente, acometería una fuerte rebaja para los más ricos, a los que les reduciría su tasa impositiva del 39% al 25%, si sus ingresos superan los 150.000 dólares en casos individuales o más de 300.000 dólares en el caso de parejas casadas.

Para el resto, el republicano quiere simplificar el Impuesto sobre la Renta reduciendo de siete a cuatro los tramos. Así, habrá dos horquillas: de entre el 0% y el 10% y de entre el 20% y el 25%. Con todo ello, el equipo de Trump asegura que la presión fiscal sería la más baja desde antes de la Segunda Guerra Mundial. 

También quiere aliviar la factura impositiva de todas las empresas, que no pagarían en ningún caso más del 15%. Y ha propuesto también un impuesto del 10% a las ganancias de las multinacionales fuera de EE UU, para incentivar que regresen al país.

Trump pretende financiar toda esta merma de ingresos reduciendo o eliminando al máximo las deducciones de las rentas más altas. Si bien esto no ha sido detallado.

Precisamente Clinton, que no ha puesto el acento en su política tributaria, coincide en esta última medida, defendiendo una perdida de peso de las exenciones y reducciones impositivas de los más ricos.

Mientras Clinton persigue incorporar a la economía formal a millones de trabajadores sin papeles e incrementar con ello el PIB nacional en 700.000 millones en diez años, Trump quiere expulsar a todos los indocumentados, priorizar la contratación de estadounidenses e inmigrantes regularizados y que México construya y costee una valla fronteriza. Además, el republicano, que ha hecho de la lucha contra la inmigración uno de sus caballos de batalla, cree que deberían reforzarse las fronteras estadounidenses y quienes las vigilan y castigar con penas de cárcel a quienes permanezcan en el país, una vez vencido su visado.

En cuanto a las propuestas para la sanidad, la candidata demócrata pretende ahondar en la Obamacare (reforma sanitaria de Obama de 2010, que persiguió extender la sanidad a toda la población y obliga a contratar un seguro privado si no se tiene a través de la empresa) y Trump, quiere acabar con ella y crear un sistema "más asequible" para todos los ciudadanos. Asimismo  y fomentar la importación de medicamentos.

Sobre la firma

Raquel Pascual Cortés
Es periodista de la sección de Economía, especializada en información sobre empleo, Seguridad Social, pensiones y relaciones laborales. Licenciada en C.C. de la Información por la U. Complutense, empezó a trabajar en Cinco Días en 2000 y antes pasó por las secciones de política y economía de la agencia Europa Press y por el diario Soria 7 Días.

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