_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El fin del viejo Wall Street

John Gutfreund se lleva el antiguo modelo de Wall Street a la tumba. El que fuera jefe de Salomon Brothers durante la década de los ochenta murió el miércoles, a la edad de 86 años. Su paso por la Bolsa de Nueva York marcó la vanguardia de los bancos de inversión, pasando de ser sociedades a potencias comerciales –y en última instancia al escándalo–.

En muchos aspectos, Gutfreund –inmortalizado por Michael Lewis en El Póquer del Mentiroso– ayudó a sentar las bases de los excesos que llevaron a la industria al borde de la catástrofe casi dos décadas después de que fuera expulsado. Pero en la era de Gutfreund los banqueros solo podían poner en riesgo sus propias empresas y riqueza personal, no el sistema económico mundial.

Gutfreund comenzó a sacudir a la firma y su industria tres años después de hacerse con el timón en 1978 vendiendo la compañía por 557 millones de dólares (unos 500 millones de euros) a Phillips Brothers. Transfirió la mayor parte del riesgo de los empleados a los accionistas.

La combinación de más mentes en las operaciones y una menor exposición directa a las pérdidas estimuló la asunción de riesgos –tema recurrente en el siguiente cuarto de siglo en Wall Street–. Pero en aquel momento, las sociedades de valores eran más pequeñas, menos complejas y estaban menos interconectadas que sus reencarnaciones actuales. Ni siquiera el escándalo que en 1990 que casi destruyó a Salomon tuvo suficiente poder para hacer algo más que inquietar a sus rivales. Terminó, sin embargo, con la carrera de Gutfreund –se le prohibió dirigir una firma de valores sin la aprobación de los reguladores–.

En retrospectiva, su tipo de asunción de riesgos tenía un grado de encanto perverso en comparación con los mega bancos capaces de hacer saltar por los aires la economía que nacieron unos años después de su partida, cuando Salomon fue adquirida por el gigante en que se convirtió Citigroup. En ese sentido, se echará de menos a Gutfreund.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_