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Nuevos modelos de smartphone -- pero siguen sin resolver problemas

Debo reconocer que mi Samsung 5 ha cambiado mi vida y contiene muchas aplicaciones útiles. Para que se hagan una idea, mi móvil anterior era un Iphone 4s. Samsung ya ha sacado el Samsung 7, el primer móvil sumergible. Y Apple está lanzando el Iphone 6s. No quiero que piensen soy un ludita, aunque debido a mi fuerte miopía soy reacio a pasar muchas horas trabajando con un móvil. Pero sigo pensando que en relación a dos importantes facetas -- tiempo de operación sin cargar y memoria -- los sucesivos modelos no mejoran mucho. Nos permiten hacer llamadas vía Skype, conectarnos a todo tipo de redes sociales, acceder a contenido, medir la distancia que corremos al hacer deporte y mil maravillas más. Ahora ya tenemos el móvil acuático. Y parece que los fabricantes están trabajando en un modelo global que se podrá utilizar en varios continentes sin pagar tarifas de roaming.

Pero la obsesión por acumular más aplicaciones y servicios -- que a su vez se gestionan con otra aplicación -- en los móviles es excesiva. Propicia que la juventud tenga dificultad para concentrarse. Si se puede ver un partido de fútbol por móvil, las familias ya ni se hablarán cuando se sienten a comer o cenar. La tecnología también deteriora la calidad de la escritura, tanto en su gramática como ortografía. Una población obsesionada en comprimir 147 caracteres en un tweet perderá los buenos hábitos de escribir con frases completas.

Propongo dos aplicaciones que creo beneficiarían a nuestra sociedad y que son de fácil inclusión por parte de los fabricantes. Una impediría que una persona con una tensión arterial demasiado elevada o en estado de embriaguez pudiera poner en marcha su coche bloqueando el mecanismo de arranque del motor. Otra detectaría gases peligrosos pero inodoros en espacios cerrados. Quizás así también salvaríamos vidas.

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