Crisis humanitaria provocada
Bruselas está a punto de estrenar en Grecia las crisis humanitarias desencadenadas con fines políticos, una nueva categoría que se sumará a provocadas por las guerras o los desastres naturales.
Grecia está a punto de sufrir la crónica de una crisis humanitaria provocada por el resto de los socios europeos para obligar al Gobierno de Alexis Tsipras a mantener en su territorio a los cientos de miles de refugiados que están llegando de Turquía.
La ONU advirtió ayer que Europa afronta una crisis humanitaria, "en gran parte provocada por ella misma" (here). Y la Comisión Europea ha propuesto hoy una partida de 700 millones de euros (here) para hacer frente a la alarmante situación que se avecina, un capítulo presupuestario que hasta ahora sólo se destinaba a países terceros, casi siempre en África u Oriente Medio. Por primera vez en la historia de la UE, la crisis humanitaria tendrá lugar dentro de las fronteras europeas.
Bruselas reconoce que la crisis humanitaria en Grecia es el precio a pagar por salvar la zona Schengen, cuya supervivencia depende de volver garantizar la aplicación efectiva de las normas europeas que obligan a Atenas a velar por la seguridad de la frontera exterior.
La aplicación a rajatabla de esas normas convierte a Grecia en un inmenso campo de refugiados, a la espera de que algunos de ellos puedan ser realojados en otros países europeos o devueltos a Turquía. Sólo en 2015, llegaron a Grecia 880.000 personas (here) y la mayoría continuaron viaje hacia el centro de Europa.
Bruselas prevé que esta primavera se produzca otra avalancha y quiere garantizar que esta vez el éxodo se quedará en territorio griego. De ello depende no sólo la zona Schengen sino el futuro de Angela Merkel, cuya posición como canciller alemana estaría en peligro si este año llegara otra riada de emigrantes a Alemania
La Unión lleva semanas concediendo ayudas millonarias a Macedonia (here) para garantizar que la frontera norte de Grecia queda sellada. Guardias fronterizos de varios países europeos ayudan ya a las autoridades macedonias a convertir la frontera en un embudo que sólo permita el paso de refugiados con cuentagotas. Y en caso de que aumente la presión, no se duda en recurrir a material antidisturbio, incluido gases lacrimógenos, como se ha comprobado esta misma semana.
Grecia se ha convertido así en un callejón sin salida y el gobierno teme que el país termine siendo "El Líbano europeo", con cientos de miles de sirios en lugar de palestinos instalados de manera casi permanente.
A cambio de su sacrificio, Atenas podría lograr que Berlín suavice las condiciones del rescate, en particular el recorte de las pensiones exigido hasta ahora. Esa concesión impediría que el FMI se incorporase al tercer rescate de Grecia (hasta ahora se ha negado). Pero Merkel parece incluso dispuesta a olvidarse del Fondo si Grecia pone freno al imparable flujo de personas que llegan de Siria y otros países a través de Turquía.
La ayuda europea, si llega, quizá permita a Atenas soportar la situación. Pero la crisis humanitaria puede ser la puntilla para un país que lleva seis años cayendo hacia estándares más próximos a los de países en vías de desarrollo que a los del conjunto de la zona euro.
Su tasa de actividad (tamaño del mercado laboral) ha caído del 61% en 2008 al 49% en 2014, ligeramente por encima de Macedonia y por debajo de Turquía. Grecia ya cuenta también con una región entre las 20 más pobres de Europa (en PIB per cápita) (here), un ranking que el año pasado copaban las regiones de los países de la ampliación de 2004 y 2007 (Grecia ingresó en la UE en 1981).