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Recibe 219 votos en contra y 130 a favor

Pedro Sánchez pierde la primera votación tras un bronco debate

Podemos y el PP votan en contra del candidato socialista y nada hace prever un cambio de postura El intercambio de acusaciones entre Sánchez e Iglesias fue el momento más tenso

El guión se cumplió y Pedro Sánchez perdió la primera votación del debate de investidura al obtener solo el apoyo del PSOE y Ciudadanos, que suman 130 escaños. Partido Popular, Podemos y el resto de formaciones votaron en contra y Coalición Canarias se abstuvo. El debate transcurrió en un clima bronco y crispado que evidencia que las posibilidades de que Sánchez salga elegido en la segunda votación del viernes son remotas.

La jornada empezó con la intervención del presidente del Gobierno en funciones, que en un tono socarrón ridiculizó la intención de Sánchez de convertirse en presidente del Gobierno. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, optó por un discurso muy duro y durante su intervención instó a Sánchez a decidir entre intentar un Gobierno con la “izquierda” o mantener su alianza con Ciudadanos. “El problema es que a usted le han prohibido pactar con nosotros. Lo dijo el señor Felipe González, el que tiene su pasado manchado de cal viva”, llegó a decir Iglesias en referencia a los GAL, lo que levantó sonoras protestas en la bancada socialista.

“Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva”

Fue el momento más tenso del debate. Durante las replicas y contrarréplicas entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el líder de la formación morada lamentó que hubiera voces dentro del PSOEque rechazaran un pacto de izquierda. “El problema es que a usted le han prohibido gobernar con nosotros. Lo dijeron algunos de los miembros de la vieja guardia de su partido. Lo dijo el señor Felipe González. Sí, el que tiene el pasado manchado de cal viva. Cuidase de él señor Sánchez porque son malos consejeros”, dijo con vehemencia desde su escaño Iglesias haciendo referencia a los GAL. Automáticamente, diputados socialistas protestaron enérgicamente y lanzaron gritos contra Iglesias. “Yo me siento muy orgulloso de Felipe González”, señaló en su turno de palabra Pedro Sánchez. Incluso desde el PPafearon las palabras de Iglesias. El portavoz de los ‘populares’ en el Congreso, Rafael Hernando, consideró que aquel episodio “pertenece al pasado” y señaló que los electores ya han “pasado página”.

Así, cuando llegó la hora de la votación, todo estaba escrito. Pedro Sánchez obtuvo el voto de los 90 diputados del PSOE y de los 40 de Ciudadanos. En total, 130 sufragios a favor de los 176 que dan la mayoría absoluta. El Partido Popular, Podemos y sus grupos afines, los partidos nacionalistas como Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Democràcia i Llibertat (DLL) o el Partido Nacionalista Vasco (PNV) votaron en contra de la investidura de Sánchez y Coalición Canaria se abstuvo. Mañana se celebrará una nueva votación y el líder socialista saldría investido si obtuviera más síes que noes. Para ello, requeriría de, como mínimo, la abstención de Podemos o del Partido Popular.

Parece improbable que en las horas que quedan para la segunda votación, Sánchez pueda lograr un cambio de posición de Podemos y menos del Partido Popular, partido al que no ha pedido el apoyo.

Si bien el guión estaba escrito, la sesión levantó una gran expectativa. Era la puesta de largo de una nueva etapa política en el que un bipartidismo debilitado deja paso a un parlamento más fragmentado y con mayor protagonismo de la tercera y cuarta fuerza política, Podemos y Ciudadanos, respectivamente.

Cada actor jugó su papel. Mariano Rajoy fue el primero en intervenir tras escuchar en la jornada del martes el discurso de 90 minutos de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno en funciones tiró más que nunca de ironía y recordó al parlamentario de la legislatura de José María Aznar. Rajoy utilizó su tiempo para ridiculizar el pacto alcanzado entre PSOE y Ciudadanos. “Sin duda, los niños lo estudiarán en la escuela junto al compromiso de Caspe y los Pactos de la Moncloa”, dijo sobre la firma del acuerdo que escenificaron la semana pasada Sánchez y Rivera en la sala Constitucional del Congreso de los Diputados.

Rajoy fue especialmente duro con Sánchez, a quien acusó de dibujar una hoja de ruta política con el único fin de “salvarse a sí mismo”. El presidente del Ejecutivo en funciones irritó en varias ocasiones a la bancada socialista, especialmente cuando defendió que no tenía sentido que Sánchez acudiera a la investidura a sabiendas de que no tenía los apoyos. “Ya verán cómo lo entienden, a pesar de ser ustedes”, señaló.

Si bien Sánchez no fue especialmente duro con el PP en su discurso de investidura, ayer sacó la artillería pesada y aseguró que Rajoy no está capacitado para seguir al frente del PP tras los escándalos de corrupción que afectan a esta formación. El líder socialista aseguró que el jefe del Gobierno es un “tapón para la regeneración democrática”. Las críticas a Rajoy volvieron con la intervención del líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Tras el pacto alcanzado con el PSOE, el parlamentario debutante defendió en su discurso la necesidad de alcanzar un gran pacto que incluya también al Partido Popular. Aun así, Rivera puso en duda que Rajoy pueda formar parte de un nuevo proyecto político. “Si España tiene que impulsar un pacto contra la corrupción, ¿lo va a impulsar el señor Rajoy, alguien se lo va a creer? No puede hacerlo porque no ha limpiado ni su casa”, señaló Rivera, que nuevamente recibió los elogios de Sánchez por facilitar un pacto.

Mientras Rivera pidió que el PP se una al acuerdo rubricado con el PSOE, los socialistas reclamaron que sea Podemos quien permita la conformación de un Gobierno alternativo con Ciudadanos. Una posibilidad que Pablo Iglesias se encargó de enterrar. El líder del partido morado insistió en su propuesta de conformar un Ejecutivo de izquierdas que incluiría al PSOE, Podemos e Izquierda Unida. Sánchez repitió que la suma de estas formaciones no alcanza la mayoría. En cambio, Iglesias aseguró que existe la posibilidad de que este pacto salga adelante mediante la abstención de los partidos nacionalistas. En cualquier caso, hoy por hoy, cuesta imaginar que PSOE y Podemos se pongan de acuerdo en nada si se tiene en cuenta el desprecio con el que ambos partidos se tratan.

Iglesias lamentó que Sánchez se haya puesto al servicio de “la naranja mecánica”, en referencia a Ciudadanos y acusó al PSOEde acercarse a los poderosos y menospreciar “al pueblo”. Ironizó que la formación de Sánchez puede perder en el futuro la ese de socialista y la o de obrero de su nombre. Ambos partidos, quizás pensando en la posibilidad de enfrentarse nuevamente en unos nuevos comicios, se responsabilizaron mutuamente de impedir un Gobierno alternativo a Mariano Rajoy.

Sánchez necesitaba ayer mayoría absoluta para ganar la investidura y mañana le bastaría con mayoría simple, es decir, con obtener más síes que noes. En cualquier caso, todo apunta que el resultado será el mismo. Nunca antes se había producido una situación como esta porque todos los candidatos anteriores a la investidura habían resultado elegidos. Cabe suponer que en este caso se iniciaría una nueva ronda de contactos del rey Felipe VIcon las fuerzas políticas. Paralelamente, el Partido Popular defiende que no renuncia a la investidura de Rajoy e intentará abrir un diálogo a partir de lunes con Ciudadanos y el PSOEpara lograr un Gobierno de gran coalición presidido por el jefe del Gobierno en funciones. De hecho, Génova llegó a ofrecer dos vicepresidencias, una Sánchez y otra a Rivera.

Los socialistas llevan desde que se conocieron los resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre repitiendo que bajo ningún concepto apoyarían a un Gobierno liderado por Rajoy o por otro candidato del PP. Sin los votos o, como mínimo la abstención del PSOE, la aritmética parlamentaria imposibilita a los populares formar un Gobierno. Es decir, si ningún partido cambia de postura, el escenario más probable es ir hacia nuevas elecciones.

La normativa establece que, tras la primera votación de investidura, el plazo máximo para formar Gobierno es de dos meses. Así, ayer se puso en marcha la cuenta atrás para que haya un acuerdo. Si nadie es capaz de sumar una mayoría antes del 3 de mayor, se clausurarían las Cortes y se convocarían automáticamente elecciones que se celebrarían el 26 de junio. Todos los partidos aseguran que no quieren repetir los comicios, sin embargo, también todos están preparándose ante la posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones.

Rajoy ha insistido en que ante este escenario, él se presentará nuevamente como cabeza de lista del Partido Popular. Tampoco se pone en duda el liderazgo de Pablo Iglesias en Podemos y de Albert Rivera en Ciudadanos. En el caso del PSOE, la sombra de la presidenta andaluza, Susana Díaz, es una amenaza permanente sobre Pedro Sánchez. Los socialistas celebrarán un Congreso el 21 y 22 de mayo, antes de unas hipotéticas elecciones.

“En España no hay presos políticos, no los hay”

“Le voy a a decir algo con mucho respeto: el próximo lunes se cumplen ocho años del asesinato de Isaías Carrasco, un trabajador de un peaje asesinado por ETA, por aquéllos que usted ayer dijo que eran presos políticos”, le espetó el líder del PSOE, Pedro Sánchez a Pablo Iglesias. El secretario general de Podemos había escrito en Twitter el día anterior el siguiente mensaje tras la salida de la cárcel del exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi: “La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas”. Iglesias criticó a Sánchez por “utilizar la memoria de las víctimas para atacar al rival político”. Defendió que el líder socialista había mostrado una “actitud miserable e impropia de quien quiere ser presidente del Gobierno”. Fuentes de Podemos señalaron que el PSOEestaba utilizando “una estrategia similar al del Partido Popular. Según la opinión del partido morado, los socialistas acusan de defiende a ETAa los que discrepan.

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