Eurodiputados piden que el BCE financie un Tesoro común
La propuesta genera tensión y partidarios y detractores seguían ayer peleando para lograr su aprobación o rechazo.
La iniciativa pretende crear el embrión de un presupuesto y un Tesoro a partir de unos beneficios que entre 2008 y 2014 sumaron 7.900 millones de euros.
Los impulsores reconocen que la aportación del BCE no bastaría para nutrir el presupuesto común, porque el emisor solo ha obtenido 7.900 millones de euros desde 2008.
Pero esperan que los beneficios aumenten a partir de 2015, como consecuencia del nuevo programa de compra de deuda (60.000 millones de euros al mes). Y además, supondría la comunitarización de un recurso generado por una institución europea como el BCE, lo que abriría el camino para otros tipos de financiación común.
El plan repetiría a escala europea el modelo de EE UU, donde los beneficios de la Reserva Federal se transfieren íntegramente al Tesoro nacional.
La propuesta llega a través de una enmienda al informe anual sobre la actividad del BCE, relativo en este caso al ejercicio de 2014. El texto viene avalado por casi medio centenar de parlamentarios de casi todas las formaciones políticas. Entre los firmantes figuran eurodiputados españoles como Jonás Fernández (PSOE), Pablo Zalba (PP) o Enrique Calvet (del Grupo Liberal).
Pero los grupos parlamentarios están divididos en relación con la propuesta,
El BCE genera unos beneficios anuales de unos 1.000 millones de euros, procedentes de sus derechos de señoreaje sobre la emisión de moneda y de sus intervenciones en los mercados a través, por ejemplo, de la compra de deuda pública.
En la actualidad, Fráncfort reparte periódicamente esos beneficios entre los 19 bancos centrales que forman parte de la zona euro, los cuales suelen entregarlos a sus Tesoros respectivos.
El plan se enfrenta a grandes resistencias
La conversión de los beneficios del BCE en un instrumento de financiación de la zona euro afronta grandes resistencias. La Comisión Europea, que es partidaria de crear un presupuesto de la zona euro, considera que se trataría de un recurso insuficiente. Bruselas explora otras vías, como el impuesto sobre las transacciones financieras o un recargo en el IVA, que podrían destinarse al presupuesto de la UE o al de los socios de la Unión Monetaria.
La comunitarización de los beneficios tampoco entusiasma en el BCE, donde se ve como una injerencia en su independencia. Algunos bancos centrales, además, no son solo propiedad del Estado, sino también de accionistas privados, tal y como ocurre en Italia, Austria o Bélgica, lo que complicaría el reparto de los dividendos.