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Columna
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La caja de Pandora del ‘brexit’

Ahora que David Cameron ha logrado su acuerdo para renegociar la relación de Reino Unido con la Unión Europea, los británicos votarán sobre si permanecer en la unión en un referéndum el 23 de junio. Las consecuencias económicas podrían ser graves si el electorado decidiera retirarse del bloque.

Las encuestas de opinión sugieren que hay un alto riesgo de que el brexit se produzca. Un estudio de NatCen sitúa los votos a favor de la permanencia en el 52%. Sin embargo, puede que la votación no sea tan estrecha –entre otras cosas porque Cameron apenas ha comenzado a hacer campaña a favor de permanecer en la UE–. Tampoco lo ha hecho su gabinete, que se ha dividido: 17 apoyan la permanencia mientras cinco defienden la salida.

Por otra parte, Boris Johnson, el popular alcalde de Londres, confirmó el 21 de febrero que apoyaría la campaña para salir de la UE. Esta es una gran inyección de moral para la campaña –que se divide en dos grupos rivales con diferentes visiones sobre cómo sería el fuera–.

Todo apunta a que el pueblo británico podría pensar que lo mejor es salir de la UE si, como parece probable, hay otra oleada de inmigrantes de Oriente Medio y el norte de África hacia Europa esta primavera. Aunque son pocos los que están entrando en Reino Unido y el brexit podría exponerlo más a la crisis de los refugiados, la campaña a favor de la salida argumenta lo contrario.

Fuera de la UE, Reino Unido tendría problemas para conseguir un acceso tan bueno al mercado único

Puede que un indicador que muestre mejor la probabilidad del brexit sean las cuotas que ofrecen las casas de apuestas. La probabilidad implícita era del 28%, el 20 de febrero, según Ladbrokes, a pesar de que todavía no se había reflejado la decisión de Johnson. Lo que tales apuestas no muestran es el daño que se produciría en caso de que llegara a darse el brexit. Los mercados de divisas, sin embargo, sí ofrecen una visión. En los últimos tres meses, a medida que se percibía la probabilidad de que Reino Unido optara por abandonar la Unión aumentaba, la libra esterlina ha caído un 9% frente al euro. De salir realmente, la libra probablemente cedería aún más.

Al analizar el impacto económico, es útil distinguir entre el nuevo estado tras el brexit del proceso de llegar hasta allí. El nuevo equilibrio tendría menos ventajas en comparación con la situación actual porque Reino Unido tendría problemas para conseguir un acceso tan bueno al mercado único de la UE. Sin eso, sus perspectivas de crecimiento a largo plazo bajarían.

Aunque Reino Unido podría, en teoría, copiar a Noruega –que tiene acceso al mercado único sin estar en la UE– parece poco probable llegar a un modelo de este tipo. Después de todo, tendría que aplicar las reglas del mercado sin votarlas, así como permitir la libre circulación de personas. Sería difícil vender semejante acuerdo a un electorado que acabaría de votar una salida.

Si el nuevo estado es menos atractivo que el statu quo, el proceso de transición podría ser aún más perjudicial. Para empezar, el divorcio podría ser duro, con ambas partes bajo la presión de su propio pueblo para no ceder terreno. Dado que casi la mitad del comercio de Reino Unido tiene lugar con la UE (al revés supone solo el 14% del comercio), este tendría más que perder en una pelea.

El sí a la salida de la UE también podría desencadenar la agitación política en Reino Unido. Aunque Cameron asegura ahora que permanecería como primer ministro si la gente votara a favor del brexit, la presión sobre él para que renunciara sería enorme.

Si la economía cayera en picado tras el referéndum y los conservadores se dividieran en una ensangrentada lucha, incluso habría una posibilidad de que Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista ahora en la oposición, se convirtiera en primer ministro en las elecciones generales de 2020 –una escenario que pocos podrían tomar ahora en serio–.

La salida de la UE podría, por tanto, llevar a los inversores a elevar la prima de riesgo de los activos del Reino Unido, como Mark Carney advirtió el mes pasado. El gobernador del Banco de Inglaterra afirmó que el brexit podría poner a prueba “la bondad de los extranjeros”, teniendo en cuenta que el Reino Unido se basa en ellos para financiar su déficit por cuenta corriente, que la Comisión Europea estima que alcanzó el 5% del PIB el año pasado.

A pesar de la caída de la libra esterlina en los últimos meses, no parece que los mercados estén valorando en este tipo de riesgos.

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