‘Fin’+‘tech’: una gran oportunidad
Qué tienen en común palabras como big data, fintech…? Casi ninguna la habíamos oído hace apenas un par de años y detrás de todas ellas está la tecnología…
Ningún negocio, ningún sector, se ha librado, en mayor o menor medida, de la irrupción de la tecnología. Nos hemos visto obligados a repensar nuestra forma de hacer, de comunicarnos, los procedimientos, la relación con nuestros clientes, proveedores, el diseño de los productos, los sistemas de pago… Estamos ante lo que algunos ya denominan como la cuarta revolución industrial. Y ante un cambio de esta magnitud solo caben dos actitudes: quedarse impasible y estar condenado a desaparecer, más pronto que tarde, o aceptar esta transformación como una gran oportunidad. El sector de la formación, la transmisión del conocimiento en su sentido más amplio, no es ajeno a esta transformación y, desde hace años, estamos viviendo una auténtica revolución. Hay un apetito voraz por el conocimiento, por estar formado e informado, y la tecnología facilita su transmisión. En estos momentos es aconsejable que las escuelas de formación dispongan de un comité de innovación permanente que trabaje en el diseño de nuevos programas con un contenido 100% digital, así como en la adaptación del resto de su oferta a las exigencias del nuevo entorno. El imparable proceso de digitalización ha generado datos que crecen tan rápidamente que no pueden ser manipulados por los gestores de BBDD tradicionales. Pero el volumen no es la única novedad. También lo es la variedad de datos, que incluyen desde documentos hasta fotos o logs de navegación web y que son más efímeros que los datos tradicionales (velocidad). Esta nueva realidad ha supuesto un enorme desafío. Solo ha sido con la llegada del big data cuando hemos sido capaces de redefinir el arte de lo posible. Problemas que antes eran difíciles o imposibles de resolver, ahora nos proporcionan respuestas rápidas mejorando la calidad de servicio, nos permiten establecer estrategias de marketing totalmente personalizadas o redefinir los límites de nuestro negocio. Para ello, será imprescindible contar con dos nuevos perfiles de trabajadores enormemente especializados: el data scientist y el data engineer. Comenzando por el último de ellos, el data engineer tiene una visión ingenieril de los problemas, transforma datos brutos en datos limpios y estructurados con los que el data scientist puede trabajar más eficientemente, y es una figura más cercana a lo que tradicionalmente se conocía como sistemas de información. Entre sus conocimientos, ingeniería de software, lenguajes tradicionales de programación, nuevos lenguajes big data (con Java, R y Python a la cabeza) y ciertos conocimientos de data science.
Por su parte, el data scientist debe entender, formular y resolver los problemas de negocio como si fuesen problemas de matemáticas, estadística o datamining. Explotar los datos generados por los data engineers para obtener información relevante de negocio y conclusiones accionables. Entre sus conocimientos están la modelización estadística avanzada, econometría, machine learning, lenguajes de programación tradicionales, lenguajes big data y ciertos conocimientos de data engineering. Otra tarea fundamental es la de trabajar junto a los data engineers pasándoles el código de data science para que se reescriba y optimice antes de su puesta en producción. Esta labor de implantación, es a menudo subestimada.
La tecnología también supone una oportunidad en cuanto a la metodología de enseñanza, y por ello algunas escuelas de negocios hemos incorporado nuevas técnicas basadas en la gamificación y en el concepto de learn by doing. En mi opinión, es fundamental seguir apostando por las tecnologías de la información para hacer que sea una realidad tener alumnos en cualquier parte del mundo con un dispositivo móvil. Los mejores estándares de calidad solo se consiguen con mejoras continuas en el campus real y en el virtual. Otro de los cambios importantes de la digitalización son los soft skills necesarios para trabajar en el nuevo entorno. Desde hace ya tres años, nuestro centro presta especial atención a este reto, con talleres específicos que tratan de dotar a nuestros egresados con competencias complementarias a las puramente técnicas.
2016 se presenta como un gran reto y una gran oportunidad para seguir trabajando y aportando nuestro granito de arena para que el conocimiento siga siendo motor del crecimiento económico y social.
Mónica Guardado es Directora General de Afi Escuela de Finanzas