La gran euforia de Air France
Air France es la única aerolínea del mundo que sirve champán gratis a los pasajeros de clase turista. También informó ayer de sus primeros resultados positivos en el conjunto de un año, tras cuatro años de pérdidas. Probablemente estas dos cosas no están relacionadas –pero la primera muestra por qué la segunda puede no ser motivo para tanta celebración–.
Las acciones de Air France-KLM subieron un 9,8% después de que anunciara que los beneficios volvieron al terreno positivo y la deuda neta disminuyó en un 20% en los últimos 12 meses. Gran parte de la mejora viene de algo que está más allá de la gestión: una factura de combustible más reducida, que cayó un 6,7% durante el último año y generó la mitad de la mejora en el resultado operativo. Estos beneficios son volubles. El consejero delegado Alexandre de Juniac espera que la caída de precios de los billetes y los vientos de las divisas en contra contrarresten gran parte de los efectos positivos del combustible barato en el año 2016.
Se ha avanzado poco en el problema fundamental de la aerolínea: su abultada base de costes. Los salarios siguen comiéndose el 30% de los ingresos totales. Eso es elevado incluso en comparación con otras compañías tradicionales europeas como Lufthansa, que paga al personal alrededor del 24%. En Ryanair, la relación se sitúa en la mitad.
Incluso si Juniac puede cumplir con su objetivo de reducir los costes de la unidad en alrededor de un 1% en 2016, la diferencia con los rivales más austeros seguirá siendo grande.
Tras la subida de los precios de las acciones del 18 de febrero, Air France está valorado en 5,2 veces su previsión de beneficios para 2016, de acuerdo con datos de Eikon. Eso es más de un 30% por debajo de sus rivales aéreos europeos, pero un 17% por encima de la alemana Lufthansa. Eh, Air France: pon de nuevo a enfriar el champán.