‘Miró y el objeto’ enseña el lado menos conocido del artista
La exposición la componen un total de 109 obras enmarcadas entre 1920 y los setenta Algunas se exhiben por primera vez en España
A lo largo de toda su vida, Joan Miró recolectó una ingente cantidad de objetos. Desde los más cotidianos a los más inéditos, pasando por aquellos que se utilizaban para el trabajo en el campo o los que las aguas del mar dejaban varados en las playas de Mallorca. Esta fascinación del artista por el objeto, entendiendo este como un todo, marcó la hoja de ruta de todo su trabajo. Y por primera vez en Madrid, una exposición se centra de forma específica en la presencia del objeto en su obra. Desde hoy, y hasta el 22 de mayo, Miró y el objeto, organizada conjuntamente por la Obra Social La Caixa y la Fundació Joan Miró, podrá verse en el CaixaForum de Madrid.
La muestra, que con algunos cambios llega a Madrid tras exhibirse en Barcelona, la forman un total de 109 obras, “y de ellas, 70 provienen de la Fundación Joan Miró de la Ciudad Condal”, explicó Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación Bancaria La Caixa. “Es por lo tanto, la culminación de una intensa relación de colaboración entre ambas entidades, cuyo germen se inició hace cuatro años”, recalcó. El resto de las obras provienen de varias colecciones, tanto privadas como públicas, de Europa y América. Y algunas de ellas pueden verse por primera vez en España.
“La exposición aborda toda una cronología de la relación que Miró tuvo con el objeto, desde los años veinte hasta los setenta”, explicó Durán. De hecho, se despliega en seis ámbitos de estudio que investigan cómo el artista evolucionó desde la representación pictórica del objeto, hasta la incorporación física del mismo en la propia obra, “cuando Miró aseguró que quería asesinar a la pintura para destruir la idea que se tenía de esta técnica, y así convertir al lienzo en un objeto más”, aseguró el comisario de la exposición y comisario jefe de exposiciones del Museo Salvador Dalí de Florida, William Jeffett.
Varias de las obras ejemplifican también la época en la que Miró introdujo a los propios objetos en su obra, a través de las conocidas técnicas del collage y el assemblage. Y cómo no, también los años en los que Miró continuó cuestionándose la pintura como lenguaje válido para representar la realidad, y la emprendió a cuchilladas contra sus lienzos hasta dejar a la vista el soporte, “invitando al espectador a mirar más allá de la superficie de la pintura”, comentó Rosa Maria Malet, directora de la Fundació Joan Miró de Barcelona. De hecho, estos lienzos, muchos de ellos lacerados y quemados, “representan mejor que ninguno la evolución de mi abuelo”, apuntó Joan Punyet, nieto del artista.
La exposición, que en opinión de Malet, “profundiza en aspectos poco estudiados del legado del artista catalán”, se completa con varias de sus esculturas y cerámicas, que bajo la iniciativa de la Fundació Miró, y con la colaboración de la Universidad de Nueva York y La Caixa, protagonizarán un simposio internacional el próximo mes de abril.