Un toque de naturaleza en la oficina aumenta la productividad
Está demostrado que el impacto del diseño biofílico en el lugar de trabajo mejora el rendimiento y reduce el absentismo laboral
Los empleados que trabajan en oficinas que incorporan elementos naturales son un 6% más productivos y un 15% más creativos que el resto. La sensación de bienestar aumenta también un 15% si el entorno en el que se trabaja imita o se intenta integrar en la naturaleza. Así lo recoge el estudio Human Spaces: El impacto mundial del diseño biofílico en el lugar de trabajo, dirigido por Sir Cary Cooper, profesor de Psicología y Salud Organizacional en la Universidad de Lancaster.
Las conclusiones del informe se extraen de encuestas realizadas a 7.600 trabajadores de 16 países, entre ellos España, de los cinco continentes. Y, pese a la importancia de trabajar en un entorno que nos recuerde a la naturaleza, la realidad es que en pocos lugares se logra. Solo un 42% de los encuestados afirmó tener plantas vivas en la oficina, mientras que un 47% asegura no tener luz natural. El 67% dice “sentirse feliz” al entrar en ambientes de trabajo iluminados con toques de color verde, amarillo o azul. Y una tercera parte afirmó que el diseño de una oficina afectaría a su decisión de trabajar o no para la empresa.
Los cinco elementos más deseados en el trabajo
1. Luz natural. Es el elemento más señalado por los trabajadores cuando se les pregunta por lo que buscan en una oficina. El 44% de los encuestados lo identificaron como prioritario. España es, paradójicamente, uno de los países con más días soleados de Europa y de los que menos luz natural tiene en las oficinas.
2. Plantas. El 20% de los trabajadores cree necesario contar con elementos vivos en su espacio de trabajo. Se trata de un elemento especialmente valorado en España, donde se asocia a la felicidad y la creatividad.
3. Tranquilidad. Este parámetro varía: mientras que en España se prefieren los espacios abiertos, en Alemania el 39% se siente más productivo si tiene un espacio propio.
4. Vista al mar. El 17% de los encuestados lo considera imprescindible en una oficina ideal.
5. Colores vivos. El 15% los valora en la oficina, aunque en España el que mejor funciona es el azul.
El concepto de la biofilia fue popularizado en 1984 por Edward Osborne Wilson, sociobiólogo y entomólogo (estudioso del comportamiento de las hormigas). Descubrió que hay una relación innata entre los humanos y la naturaleza que nos hace buscarla continuamente. Wilson demostró que, pese a que se solía achacar a una combinación de la repentina urbanización de la sociedad y la conceptualización romántica de la naturaleza, la atracción humana por lo verde es, de hecho, una función adaptativa que ayuda al bienestar psicológico.
Es decir, dentro de un entorno urbano, la incorporación de elementos que permitan una conexión directa con la naturaleza pueden ayudar a nuestra recuperación mental, facilita el descanso y contribuye a generar sensación de bienestar. La inclusión de lagos, parques y jardines en las ciudades es la mejor manera de que los transeúntes se sientan a gusto.
Integrar estos elementos en el espacio de trabajo es más complejo, pero ni mucho menos imposible. “Nosotros recurrimos a los jardines verticales, terrazas ajardinadas y fuentes, entre otros”, apunta Íñigo Ortiz, socio fundador del estudio Ortiz-León Arquitectos. Por sus manos han pasado los planos del nuevo edificio del BBVA, que tiene cubiertas ajardinadas, o la sede social de Sanitas de Madrid, edificio en el que el visitante en todo momento tiene contacto con elementos orgánicos. Incluso la calidad del aire que respiramos en el puesto de trabajo se puede tratar para que sea más refrescante.
Aunque no todas las formas de incrustar la naturaleza en los edificios es satisfactoria. “Es importante aplicar la biofilia de forma correcta. No basta con poner unas macetas sin un hilo conductor que dé armonía”, sostiene Ortiz. No tiene sentido, opina, apostar por plantas que no se adapten a las condiciones en las que tienen que vivir, que estén mal orientadas.
También hay que tener en cuenta que los espacios verdes requieren un mantenimiento adicional: además del riego, hay que recoger hojas caídas, controlar el crecimiento, etcétera.
Una tendencia arquitectónica
Las oficinas de nuevo cuño tratan de seguir, en la medida de lo posible, estas indicaciones. “La tendencia actual consiste en tratar de construir espacios de trabajo que sean una extensión del hogar o de la universidad”, ilustra Ortiz.
Las mesas de reuniones de las oficinas cada vez se parecen más a las que se pueden encontrar en el comedor de una vivienda. Si antes se apostaba por los grandes espacios diáfanos, ahora los trabajadores se concentran junto a los ventanales para aprovechar la luz natural. No es raro ver sillas de diseño o incluso sofás apostados en rincones de poco tránsito para fomentar las reuniones de trabajo.
La simulación de los entornos naturales va más allá de la colocación de elementos en la oficina: también se puede crear espacios agradables aplicando colores neutros e imitando texturas orgánicas. La firma estadounidense de moquetas Interface, con una cuota de mercado de más del 50% en las oficinas españolas, tiene productos que replican en el suelo la corteza de los árboles, los líquenes agarrados a las rocas o las baldosas de piedra.
Los elementos móviles no son los únicos que ayudan a construir un entorno apetecible para trabajar. Además de las cristaleras, se están introduciendo en las nuevas oficinas columnas y vigas que recuerdan a la roca o a árboles. Incluso se está estudiando la disposición de la plantilla en la superficie edificada, midiendo el número óptimo de trabajadores por planta y estudiando su disposición antes de amueblar la estancia. Todo sea por lograr que echar el día en la oficina sea más llevadero.